Informe “in situ”
sobre los restos óseos humanos encontrados en el Valle de Las Lechugas,
Constanza, el día 2 de mayo de 1987.
Antes de nuestra llegada al sitio, huesos humanos
habían sido descubierto en una pequeña excavación realizada en el área aproximada
a 0.50X 0.50 Mts. Debajo de unas tablas de maderas de pinos (costaneras), se había localizado parte de
una osamenta que supuestamente continuaba por debajo de la madera.
Comprobé primeramente que la condición estratigráfica
no había sido alterada y que dicha excavación previa realizada se había
limitado a exponer un fémur, parte de una tibia y alguna costilla.
Levanté la capa de maderas costaneras que cubrían el
resto de la tumba y comprobé que los huesos se encontraban en contacto con aserrín,
y también de pino; una parte con coloración oscura quemado, y otra sin quemar y
de un color marrón claro. El aserrín que estaba más en contacto con los huesos
se percibió más compacto y formando “pequeños terrones”, que absorbían el agua
percolante.
Tras limpiar los restos óseos, se aprecia que
mantienen un estado medio de conservación. Hay señales de cremación e
indicadores de que este esqueleto junto a sus partes blandas fue sometido a la
acción del fuego.
La impresión general del enterramiento es que este se
produjo entre dos capas de madera de pinos, una como base; dicho cadáver ya
quemado, fue colocado o lanzado, con aserrín, sobre ella e inmediatamente
cubierto con la capa de tierra y madera que sirvió como techo. La madera fue cubierta con tierra. La fosa excavada
como tumba llegó aproximadamente a
alcanzar 1.00 mts. De profundidad.
Con respecto a
la posición del esqueleto es totalmente atípica. El tórax estaba situado en
decúbito dorsal (o supino), es decir “boca arriba”. El cinturón pélvico había
sido desarticulado, quedando, desplazados hacia un lado y el otro, los huesos
ilíacos, siendo imposible la localización del hueso sacro, que complementa
dicho cinturón por detrás. Igualmente ausente están todas vertebras lumbares
que debieron correr la misma suerte que el sacro.
Las extremidades inferiores fueron separadas de sus
respectivas articulaciones de la cadera, dejando fracturadas con pérdida
laminar
- 2 –
ambas cavidades
cotiloideas en su fondo. Una de ellas también quedó desarticulada en la rodilla,
la otra: en posición de extención. Cabe señalar que sólo fue posible encontrar
dos cálcaneos y dos astrágalos, pues
todos los demás huesos del tarso y todas las falanges, estaban ausentes.
Las extremidades superiores también estaban
desarticuladas, en el hombro y en el codo. Los huesos húmero se encuentran en
posición inversa, es decir la parte o epífisis distal del codo se encontró
próximo al lugar que debía ocupar el hombro. Los huesos de los antebrazos,
desarticulados y dispersos. No hay huesos del carpo ni falanges.
Con relación a la cabeza sólo se recuperaron
fragmentos de los huesos planos: occipital y parietales, así como la porción petrosa
de ambos temporales. No están presentes ni hay huellas de destrucción de los
huesos de la cara incluyendo el maxilar inferior ni piezas odontológicas. Fue
encontrada en nivel situado a unos 15 cms. por encima y algo alejado de la
cabeza (0.50 Mts.), una prótesis de maxilar superior, con cuatro (4) piezas
posteriores “in situ”, cada una de ellas, de pequeño tamaño. La pieza fabricada
en acrílico de color rosa, esta fracturada, con pérdida de material. Igualmente
posee esta prótesis los puntos de sustentación del canino del otro lado, pero
éste no está presente.
Las primeras vértebras cervicales no fueron encontradas
como tampoco la base craneal contactante con la columna. Esto hace pensar que
la cabeza se desprendió del tronco arrastrando las primeras vértebras
cervicales. En cavidad pélvica fueron encontradas dos vértebras cervicales y
fragmentos muy pequeños de huesos craneales; esto permitiría sospechar que la
cabeza estuvo colocada allí, antes que tuviera un destino final, desconocido.
El número total de vértebras asciende a doce.
Muchas costillas fueron recuperadas. Algunas de ellas
con fracturas próximas a su extremidad distal.
Con respecto a la posición general que presenta este
esqueleto, todo hace pensar que se trata del enterramiento de un cuerpo
desmembrado, sobre el que se colocaron los respectivos miembros desarticulados
a la vez, con excepción de la extremidad derecha inferior cuya articulación de
la rodilla resistió permaneciendo en extensión.
- 3-
El desmembramiento se produjo en condiciones
post-mortem muy probablemente durante el trayecto del sitio donde supuestamente
pudo haber sido cremado hasta su lugar de enterramiento, toda vez que bajo el
esqueleto no fueron encontrados fragmentos de madera que constituyeran parte de
la pira, mientras que en el estrato ocupado por el esqueleto sí tuvieron
presentes fragmentps carbonizados.
Con respecto a la edad cronológica que a la hora de
morir tenía el individuo a quién perteneció el presente esqueleto nos
permitimos sospecharla en torno a los veinte años con una tolerancia de cinco
años para cubrir parte de la gama de variabilidad en lo relativo al desarrollo
óseo. Este diagnostico fue basado en el estado de maduración del hueso húmero
derecho.
Las suturas craneales presentes en los pocos restos
recuperados de la cabeza del esqueleto en cuestión (occipitales, sobre todo) se
nos muestran libres, permeables o no sinostosadas.
Las características de dimorfismo sexual en los huesos
presentes indican que se trata de un individuo masculino. La escotadura ciática
es claramente típica.
En los huesos largos no hay a simple vista señales
físicas de fracturas en la vida del individuo ni tampoco tras su muerte. Los
huesos planos (omóplato, ilíaco) se encuentran bastante deteriorados, con
pérdida de sustancia en las partes más delgadas de su cuerpo.
Se requiere el estudio radiográfico y las mediciones
antropológicas de gabinete, para completar este estudio realizado “in situ”, en
el Valle de La Lechuga, Constanza, Provincia de La Vega.
Firmado por Dr. Abelardo Jiménez Lambertus
IN FORME DEL EXPERTICIO DE ANTROPOLOGIA FISICA
REALIZADFO POR LA COMISION AD-HOC PARA EL ESTUDIO DE LOS RESTOS HUMANOS
PROCEDENTES DEL VALLE DE LAS LECHUGAS, CONSTANZA; LA VEGA.
El conjunto óseo
sometido a estudio de gabinete corresponde a solo un esqueleto. Estos huesos
estuvieron expuestos a la acción del fuego.
Todos los
huesos largos están presentes.
De los huesos
cortas se carece de todos los integrantes de carpos, metacarpos y falanges de
ambas manos, así como las falanges y metatarsos de ambos pies. De los del tarso
solo están presentes el calcáneo y el astrágalo de cada pie. De las vertebras
solo fueron recuperadas doce (12). Estas corresponden: cuatro (4) cervicales
–de la cuarta a la séptima y ocho (8) a dorsales o torácicas- las ocho
primeras. No hay vertebras lumbares, ni sacro ni cóccix. Tampoco están
presentes las rótulas.
De los huesos
planos solo se han recuperados (14) catorce fragmentos craneales; cuatro (4)
son mayores de 10 (diez) centímetros y ocho son microfragmentos. Incluimos
además, los dos peñascos temporales. Las clavículas están presentes y
completas. De costillas se recuperaron veinte (20) fragmentos. Tanto los
ilíacos como lo omóplatos se encuentran muy deteriorados.
Estado de Conservación.
El estado
de conservación en que se encuentran estos restos óseos puede catalogarse como
medio. Esto es atribuible al efecto del fuego a que fueron sometidos y al grado
de humedad existente en torno a los huesos. La capa de madera de pinos que
formaba el fondo sobre el cual se depositaron los restos, según el informe
rendido por uno de nosotros (Dr Jiménez Lambertus), actuó al parecer, como
retenedor del agua que penetraba el suelo procedente de las frecuentes lluvias
en el Valle y por la propia humedad relativa en dicho sitio; que es muy
elevada.
Cremación.
El
esqueleto en estudio: en su condición de
cadáver; fue sometido a fuego directo. Tal fuego no logró carbonizar totalmente
las partes blandas; de tal modo que los huesos en general tuvieron tal
protección. Cabe señalar que es a nivel de la zona nucal ( y tal vez de la
cabeza) donde más efectos produjo la temperatura. El resto del occipital
recuperado así permite afirmarlo.
Posición.
La posición “in situ” en que aparece el
esqueleto en el Valle de Las Lechugas, quedó descrito en el informe emitido por
el Dr Jiménez Lambertus; miembro de esta comisión Ad-hoc.
Hoja número
tres (3)
Identificación del esqueleto.
- Dificultades.
Grandes son
las dificultades para la identificación del caso en estudio. Estas proceden de
los siguientes aspectos que a continuación enumeramos:
a) Carencia
total de los huesos de la cara.
b) Carencia
total de piezas dentarias completas o fragmentadas.
c) Carencia
total de los huesos del cráneo.
d) Carencia
total de los huesos de ambas manos.
e) Ausencia
casi total de pies.
f) Carencia
de rótulas; sacro; cóccix y de todas las vértebras lumbares.
g) Ausencia
de Atlas y Axis.
h) La
erosión sufrida por muchas superficies óseas; sobre todo de los huesos cortos y
de algunas epífisis de los huesos largos.
i)
El deterioro y fracturación de las
mismas producto del efecto del fuego.
Hoja número
cuatro (4)
Identificación personal.
Se trata del esqueleto de una persona que en vida
disponía de las siguientes características:
Aspecto general : Normal
Determinación
sexual : Varón
Madurez : Adulto
Corpulencia : Media
Enfermedades
osteolesionantes : Ninguna detectada
Fracturas recientes
en vida : No detectadas
Deformaciones óseas : No
detectadas
Lesiones traumáticas.
1.
Ilíaco derecho. En la línea
innominada se aprecia la huella del impacto de un objeto sólido aunque de pequeño
tamaño; que rozó la tabla interna del hueso dejando líneas de erosión
paralelas, todas inclinadas de delante a atrás y de arriba abajo. La longitud
de la huella alcanza los dos (2) centímetros; siendo su anchura total de uno (1
cm.).
2.
Astrágalo. Uno de los astrágalos
presenta en una de las superficies articulares tarsianas una huella lineal
aislada y única de menos profundidad que la del ilíaco, y que se produjo
estando la porción anterior del pie ya desarticulada.
3.
Vértebra. El cuerpo vertebral correspondiente
a una de las vértebras dorsales intermedias aparece pulverizado, sin poder
determinarse la causa, máxime cuando ambos cuerpos vertebrales de las que
articulan con ella se muestran completos; aunque erosionados en sus respectivas
superficies.
Hoja número
cinco (5)
Talla.
La estatura
que en vida correspondió al esqueleto en estudio fue obtenida mediante la
comparación de las medidas antropométricas tomadas en los huesos más completos
o bien con las medidas estimadas tratándose de huesos con pérdida parcial,
estableciéndose su relación con las cifras que ofrece la tabla para calcular la
talla a partir de restos óseos ideada por Manouvrier y que fue modificada por
Olivier en 1963. La primera columna indica la talla que corresponde a las
longitudes de los huesos largos que se
ofrecen en las demás columnas:
Talla
Radio Radio Fémur Fémur Tibia Tibia
Húmero
Mtrs.
derecho izq
der izq der Izq
der
1.78 266.5
265
481 495
407 410
362
1.79 269 267
485 500 411 414 365
Las cifras que aparecen subrayadas corresponden a las
cifras más próximas a las longitudes obtenidas en los huesos en estudio, y que
son las siguientes:
Radio
Radio
Fémur Fémur Tibia Tibia
Húmero
der
izq der izq der Izq
der
267.5 266
482.5 494
409 410
361
Por lo tanto la talla correspondiente se sitúa en:
1.78MTRS (cinco pies y diez pulgadas: 5´ 10”)
Hoja número
seis (6)
Edad
En el informe “in situ” elaborado por uno de nosotros
(Dr. Jiménez Lambertus) y al que ya nos hemos referido; se estableció partiendo
de la separación de la cabeza del húmero derecho por el cuello anatómico, una
edad cronológica aproximada a los 20 años. Esa cifra se llevó a un margen de
cinco (5) años para cubrir parte de las variaciones que pudiera presentar,
tanto con carácter individual como hereditario, la soldadura u osificación del
cartílago de conjunción de la epífisis proximal del húmero derecho.
El análisis morfoscópico mediante lupa estereóscopica
tras la limpieza de la pieza ósea, y el empleo de radiografías tomadas mediante
un aparato portátil cedido gentilmente por la Clínica Alcántara y González, ha
permitido establecer que las estrías presentes en la superficie de tejido
esponjoso fracturado por efecto del calor se produjeron durante el proceso de
cremación incompleta a que fue sometido el cadáver. Esto explica el por que
sólo la cabeza del húmero derecho fue la única parte epifisaria sin aparente
soldadura.
La radiografía torna el diagnostico hacia los 40 años.
Hoja número siete (7)
Condiciones generales del hallazgo.
El
esqueleto se encuentra cremado, desmembrado, decapitado o carente de cabeza,
con ausencia de sacro, manos, prácticamente de pies y de la mitad de las
vertebras.
Prótesis.
La
prótesis encontrada a 0.50 Mtrs. De los escasos restos óseos correspondientes a
la cabeza ubicada en un nivel correspondiente a 0.85 Mtrs. De profundidad, no
presenta signo alguno de haber sido sometido al efecto del fuego.
Esta
evidencia no permite someter con absoluto crédito que forma parte de los restos
pertenecientes al esqueleto en estudio. (*)
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(*) : Sobre la prótesis, la familia Caamaño informó
que a Francisco Alberto Caamaño; caso en dilucidación; le fueron realizados
trabajos odontológicos, incluyendo prótesis. Una de las causas de los
frecuentes trabajos; según esta comunicación personal; era que padecía de
bruxismo.
Hoja número (8)
Hipótesis Identificatoria con el esqueleto de
Francisco Alberto Caamaño Deñó.
Hemos dejado para el final la hipótesis
identificatoria de que se trate de los restos esqueletales de Caamaño Deñó.
En principio y basado en el diagnostico de la
edad cronológica correspondiente al esqueleto en estudio partiendo de la cabeza
humeral aislada; quedaba descartada tal hipótesis a menos que pudiera
demostrarse un trastorno de osificación de carácter familiar hereditario, rasgo
muy improbable.
A la luz del diagnóstico radiográfico y de la
ayuda diagnóstico-diferencial con la lupa estereoscópica, lo que parecía dilucidado
tornó de nuevo a hipótesis activa ya que el diagnóstico de la edad era el
fundamento del descarte.
Actualmente; acorde a los resultados de nuestros estudios; no hemos
encontrado incompatibilidad entre la data obtenida en el estudio en cuestión y
las características antropométricas y morfológicas que sobre el Señor Francisco
Alberto Caamaño Deñó hemos obtenido.
En
definitiva, la hipótesis de que los restos esqueletales recuperados en el Valle
de Las Lechugas pertenezcan al Coronel Francisco Caamaño Deñó no presenta, a la
luz de la Antropología Física, incompatibilidad.
Santo Domingo: 17 de Mayo de 1987.
Firmado por:
Dr Abelardo Jiménez Lic. Renato O. Rímoli Prof. Fernando Luna Calderón
Lambertus
Nota: La
Señorita Glenys Tavares María actuó como ayudante en los trabajos de gabinete
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2 de Abril de 2013
A: QUIEN PUEDA
INTERESAR
ASUNTO: RECURSO DE OBJECION A
PRUEBAS DE ADN (ACIDO DEXOSIRIBONUCLEICO) A RESTOS DEL CORONEL FRANCISCO
ALBERTO CAAMANO DENO
Yo, George Federico Torres-Cuesta,
suscribiente de esta comunicación, de profesión medico especialista en Medicina
Pulmonar, Medicina Interna y Cuidado Critico, certificado por los exámenes
correspondientes para ejercer en el territorio de los EEUU, Puerto Rico y la
Republica Dominicana, Coronel (R) de la
Fuerza Aérea de los EEUU y como tal parte de los equipos médicos tratantes a
los soldados de los ejércitos norteamericanos en los teatros de guerra,
investigador medico asociado al departamento de Microbiología e Inmunología
de la Escuela de Medicina de Ponce,
Puerto Rico en el área de investigación de ADN bajo la prueba de Polimerasa de
Reacción en Cadena. Como actual representante ante los EEUU de la FUNDACION
CAAMANO declaro, expreso y certifico lo siguiente:
1. Que he sido comisionado por el presidente de la
FUNDACION CAAMANO en la República Dominicana, Claudio Caamaño Grullon, para
evaluar la posibilidad de realizar pruebas de ADN (acido desoxirribonucleico) a unos restos que fueron encontrados en las
montanas dominicanas en el ano de 1987 y que se han atribuido a los restos
mortales del Coronel Francisco Alberto Caamaño Deño, asesinado en la misma área
geográfica en el año 1973 y aparentemente enterrado bajo condiciones
traumáticas en el mismo ano.
2. Que he examinado cuidadosamente la prueba documental
ofrecida a mi persona por el Señor Claudio Caamaño Grullon, los recuentos
históricos de la época, los testimonios de los testigos presenciales del
fusilamiento, posterior quema de los restos y desmembramiento del Coronel
Francisco Alberto Caamaño Deño.
3. Que según todos estos testigos presenciales y
materiales de los hechos, el cuerpo del Coronel Francisco Alberto Caamaño fue
sometido a mutilación traumática seguida de la quema de sus restos bajo altas
temperaturas y desmembramiento de su cabeza, tronco y extremidades, los cuales
fueron subsecuentemente y de acuerdo a las mismas versiones enterrados de manera
desordenada y sin protección alguna, sometidos a contaminaciones materiales y
ambientales en el lugar donde fueron descubiertos 14 anos después por un equipo
de antropólogos de renombre en la República Dominicana.
4. Que el ADN es un componente del núcleo de las células
que contiene instrucciones genéticas en la respuesta conducente al material
hereditario de los organismos vivos conocidos y algunos virus.
5. Que el ADN se compone de dos variantes específicas: el
ADN Nuclear y el ADN Mitocondrial. El ADN Nuclear es el componente de la
mayoría de las copias de ADN en el genoma humano. Desafortunadamente, su
degradación es rápida, ocasionalmente inmediata y está sometido a las más altas
probabilidades de contaminación solo con el manejo inadecuado de cualquier
tejido.
6. Que el ADN Mitocondrial solo puede ser extraído de la
fuente materna: las únicas personas con este tipo de ADN tendrían que ser
hermanos de padre y madre del sujeto en estudio.
7. Que el ADN no es una prueba infalible en la
identificación de restos humanos. En casos extremos como lo es de manera
inequívoca el caso que describimos, es absolutamente necesario recurrir a
técnicas clásicas de examinacion forense, sumado a la documentación de los
hechos, testimonios de testigos principales y otros factores que en común
serian conocidos legalmente por el termino de “cuerpo del delito”.
8. Que los huesos humanos sometidos a temperaturas
extremas se pueden clasificar de la siguiente manera: 1. Hueso Bien
Conservado 2. Semi quemado (200-300
grados C) 3. Quemado Negro (300-350 grados C) 4. Quemado Azul Gris (550-600
grados C) 5. Quemado Azul gris Blanco ( mayor de 650 grados C)
9. Que el análisis genético de los huesos quemados es
complicado por los siguientes factores: 1. Degradación del ADN en las muestras
2. Contaminación por ADN foráneo 3. Existencia de inhibidores de la polimerasa,
componente primordial del ADN como lo son colágeno, gasolinas, plásticos,
componentes textiles y una decena mas de materiales combustibles-todos usados
en la destrucción testimonial de los restos del Coronel Caamaño.
10. Que como resultante de todo lo anterior la
identificación de ADN de forma reproducible en los cadáveres es posiblemente
en: 1. Huesos bien conservados 2. Semi quemados 3. Huesos quemados negros (con
perfiles incompletos). La identificación en huesos quemados con temperaturas
superiores a los 600 grados centígrados es prácticamente imposible o
infructuosa. He calculado que las temperaturas utilizadas para destruir los
restos anteriormente citados debió sobrepasar por mucho los 800 a 1000 grados
centígrados.
Debido a todo lo anteriormente
señalado y como experto en la materia que nos ocupa, he recomendado, por la
inutilidad, futilidad y capacidad de error de la muestra en cuestión, la NO
REALIZACION de pruebas de ADN en la situación arriba mencionada.
Con saludos de la más alta
estima,
Sinceramente,
GEORGE F TORRES,
MD, FCCP
TENIENTE CORONEL (R) FUERZA AEREA DE EEUU
ESPECIALISTA EN PNEUMOLOGIA Y CUIDADO
CRÍTICO
INVESTIGADOR ASOCIADO ESCUELA MEDICINA
PONCE
DEPARTAMENTOS IMMUNOLOGIA Y
MICROBIOLOGIA
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Santo Domingo, Distrito Nacional,
5 de agosto de 2013
A:
Instituto
Nacional de Ciencias Forenses
DE: CLAUDIO CAAMAÑO GRULLÓN
ASUNTO: SOLICITUD DE INFORMACION
Saludos,
Quien
suscribe CLAUDIO CAAMAÑO GRULLÓN,
mayor de edad, casado, portador de la cédula de identidad y electoral No.
001-1444684-2, domiciliado y residente en la calle El Canal No. 1, Distrito
Municipal El Carretón, Provincia Peravia, amparado en la Ley No. 200-04, Ley
General de Libre Acceso a la Información Pública, No. 200-04, tiene a bien
solicitarle los siguiente:
1.
En qué estado se encuentran los estudios de ADN seguidos a los
restos de Francisco Alberto Caamaño Deñó;
2.
Informe detallado del procedimiento que se está llevando a cabo
para obtener las muestras de ADN de los restos de Francisco Alberto Caamaño
Deñó, tanto los que se están llevando y han sido llevados, como los que deberán
llevarse a cabo en el futuro;
3.
Qué fin están siguiendo las muestras óseas que han sido objeto de
estudio.
La
información solicitada en esta comunicación es necesario me sea entregada de
manera impresa y sellada. De antemano muchas gracias.
Atentamente,
CLAUDIO
ANTONIO CAAMAÑO GRULLÓN
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OPINION SOBRE INFORME DEL INACIF RESTOS CAAMAÑO
Por George F Torres, MD
“…BORRA DE UN SOLO GOLPE Y PLUMAZO TODOS LOS ELEMENTOS QUE HASTA ESE MOMENTO SE HABÍAN CONSIDERADO VALIDOS CON RESPECTO A LA PROCEDENCIA DE ESTOS RESTOS, BASADOS EN “CONCLUSIONES” QUE LUEGO DE LEER EL INFORME MISMO SOLO PUEDO CATALOGAR DE POCO VERACES, ABSURDAS Y CONTRADICTORIAS”.
Florida, Estados Unidos.- El día 16 de Febrero de 1973 fue asesinado en las montañas dominicanas el Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, quien solo 14 días antes había desembarcado comandando un grupo guerrillero que había decidido enfrentar con las armas al gobierno del Dr. Joaquín Balaguer.
Los testimonios hasta ahora obtenidos de los participantes en aquella gesta Histórica dan cuenta de que Caamaño fue capturado con vida y posteriormente fusilado. Existiendo ordenes previas de que su cuerpo fuera destruido, el mismo fue sometido a temperaturas extremas en una pira improvisada para tales fines y sometido a su vez a la acción térmica de varios combustibles fósiles y químicos por varias horas, siendo su cuerpo parcialmente destruido y desmembrado con la consecuente desaparición de la mayoría de las piezas óseas, procediéndose con posterioridad al enterramiento de las mismas junto a los restos de dos de sus compañeros muertos el mismo día.
En el año 1987 luego de incesantes esfuerzos, y con la cooperación bajo promesa de recompensa económica a detectives privados y miembros separados y/o activos de las Fuerzas Armadas, en una zona altamente militarizada se encontraron unos restos óseos en el Valle de las Lechuguillas, San José de Ocoa, mismo lugar donde había sido asesinado catorce años antes el Coronel Caamaño. Luego de obtener la autorización del presidente de la República, Joaquín Balaguer, y su Ministro de las Fuerzas Armadas, Antonio Imbert Barreras, se autorizó a un grupo de los mejores antropólogos del país a realizar un levantamiento de los mismos bajo la atenta mirada de familiares, periodistas, militares y particulares que allí se reunieron.
De acuerdo a la descripción ofrecida por el principal investigador de este caso, se había expuesto un fémur humano sin que la geografía circundante a la misma área fuese alterada en lo más mínimo. En una brillante exposición de la localización, ubicación, estado de los restos y procedimientos seguidos para su excavación se hizo referencia a un cuerpo incompleto, desmembrado, quemado bajo la acción del fuego, al cual le faltaban la mayoría de sus piezas óseas incluyendo la cabeza, las manos y los pies, y colocado en posición atípica en medio del terreno circundante. Es importante señalar que a escasa distancia de este cadáver incompleto y mutilado se encontraron dos esqueletos completos pertenecientes a dos seres humanos más.
En relación a los medios utilizados para desenterrar estos restos humanos, en aquel lugar no se trataron los mismos como el área de un crimen, sino como un levantamiento arqueológico. Por ende no se establecieron las medidas de precaución que hoy se aconsejan para evitar la contaminación de estas áreas y proceder a una identificación no adulterada y propicia de los restos a ser analizados. Es de conocimiento público que para este levantamiento no se cubrió el medio ambiente, no se utilizaron ni siquiera guantes y/o mascarillas y que los mismos fueron
manipulados por más de veinte o treinta personas, incluyendo su traslado a casas de particulares antes de ser llevados a su destino final en la Avenida Máximo Gómez, en una de las manifestaciones populares más grandes que hayan ocurrido en la República Dominicana.
El estudio antropológico realizado en 1987 es, sin embargo, nada menos que brillante. Se ofrecen en el mismo los detalles anatómicos de los huesos en estudio; se hace referencia a los materiales encontrados en los huesos y a su definitiva exposición a altas temperaturas y al efecto del trauma. Se utilizaron medidas antropométricas exactas, avaladas por estudios radiográficos precisos y se llego a la conclusión acertada, desde el punto de vista científico, de que estos restos eran enteramente compatibles con quien en vida se llamo Francisco Alberto Caamaño Deñó. Sumado a la prueba antropológica, a la evidencia testimonial y a las características así descritas se hizo obvio que estos restos humanos correspondían a los del Comandante asesinado.
En el año 2013 el Congreso de la Republica, máximo organismo del poder Legislativo, promulgo una ley para el Traslado de estos restos óseos, desde su lugar de descanso en la Avenida Máximo Gómez hasta el Panteón de la Patria, donde reposan los Héroes de la República. Luego de la Promulgación de la Ley 4-13 por la Máxima Autoridad Política, el Presidente de la República, Danilo Medina, se crea una comisión para organizar el traslado de los restos hasta el Panteón Nacional, cuyo objetivo no era otro que facilitar los medios para que esta actividad fuera posible.
Es entonces cuando, atribuyéndose facultades que no le correspondían ni le corresponden y violando la disposición de una Ley, el Ministro de Cultura accede a presiones de particulares y decide realizar pruebas de ADN a los restos encontrados hacia ya 27 años. Es en este momento en el cual soy requerido por el presidente de la Fundación Caamaño, Claudio Caamaño Grullon, para ofrecer mi opinión en el mismo sentido, como miembro de la Fundación Caamaño y su representante en los EEUU de Norteamérica.
Luego de estudiar detenidamente este caso, y comunicándome a su vez tanto con miembros de las familias Caamaño Vélez, Caamaño Acevedo y Caamaño Deñó para ofrecer mis perspectivas sobre este caso en particular, con la experiencia de haber participado de manera directa o indirecta en la obtención, el procesamiento y análisis de más de 18,000 muestras de ADN en mi carrera profesional, envié varias declaraciones juradas en donde rechazaba la factibilidad de obtener una muestra fidedigna, debido a varios factores que ya han sido mencionados en otras comunicaciones y que todos ellos recibieron de manera directa de mi parte. Recomendé a la referida Comisión la no realización de esas pruebas, precisamente conociendo la posibilidad real de un resultado negativo o pobremente específico y erróneo, tal como efectivamente ha sucedido y por el cual se pretende llevarle al pueblo dominicano la noción de que estos restos no son auténticos.
Es menester señalar que para mi sorpresa, y de nuevo obviando todos los protocolos establecidos para el trato de estos restos como evidencia de un crimen, se realizó una nueva exhumación en presencia de periodistas, familiares y particulares, esta vez en el Cementerio de la Avenida Máximo Gómez. Una vez más, el área no fue sellada al ambiente. La urna conteniendo los restos descritos fue abierta al medio ambiente y al público allí presente, que constaba de decenas de personas. Luego de realizar este show mediático los restos fueron
transportados bajo prácticamente ninguna custodia al centro INACIF en la ciudad de Santo Domingo.
Luego de varios meses sin ofrecer ningún tipo de información pública, y sólo luego de la orden expresa de un tribunal (el Superior Administrativo), el INACIF sorprende a la Nación Dominicana, para alegría expresa de unos pocos, y emite un reporte que borra de un solo golpe y plumazo todos los elementos que hasta ese momento se habían considerado validos con respecto a la procedencia de estos restos, basados en “conclusiones” que luego de leer el informe mismo solo puedo catalogar de poco veraces, absurdas y contradictorias.
La comparación entre el estudio antropológico de 1987, el cual ni siquiera es mencionado en el reporte actual de INACIF, y este último reporte es diametralmente opuesta, tanto en la forma, el contenido, la precisión y la calidad científica de los mismos. Se llegan a cometer errores garrafales que hemos (para no utilizar otros términos) catalogado de graves y penosos. Para nada se tomó en cuenta el estudio previo, ni sus datos, ni su contenido, ni sus resultados. Se partió desde un principio con un desconocimiento total de la forma en que fueron hallados, manejados, manipulados y estudiados estos restos en el pasado. El informe del INACIF se llega a contradecir en sí mismo en más de una ocasión, con descripciones de huesos “completos en más de un 95%” con “huesos incompletos, fragmentos y extremos proximales de los mismos”. Afirma todavía más el investigador principal diciendo que estos restos están “completos tal como ocurrió al momento de la muerte”, sin mencionar cual fue ese momento, ni sugerir siquiera una causa probable para la misma.
Describe el INACIF en estos “huesos completos” la friolera de 66 piezas óseas, no concluyendo que a estos restos humanos por ende le faltan 160 piezas óseas. Por sus análisis contradictorios, adulterados y marcadamente erróneos, llegan y le transmiten a la población que allí había más de un individuo y más de un sexo en las referencias suministradas.
El peor de los errores, y el mas craso, sin embrago ocurre cuando se realiza un estudio de ADN no tomando en cuenta variable alguna que no fuese demostrar una familiaridad entre las muestras en cuestión y algunos miembros de la familia Caamaño, y no entender las variables científicas y epidemiológicas de sensitividad y especificidad de una prueba cualquiera para dar a conocer sus disparatados resultados. Es decir, el hecho de que aparezca, tal como apareció un “ADN” en estos restos y no aparezca el mismo “ADN” en los demás familiares no se puede interpretar tal como erróneamente se interpreto, es decir, probando que esos restos no pertenecían al padre biológico o hermano de esos miembros, sino que esos miembros no estuvieron en contacto con la muestra analizada en cuestión, siendo esta la principal diferencia entre un estudio diseñado para ofrecer resultados validos y uno que buscaba de antemano señalar la negatividad misma.
La pregunta que debió hacerse y no se hizo el INACIF era de quien era el ADN encontrado en los restos. De cuál de las 20 o 30 personas que manipularon esos restos en 1987. De cuál de los técnicos que efectuaron la prueba. De cuál de las decenas de personas que estaban allí presentes cuando de manera desordenada se abrió la urna al medio ambiente, cuando es de ellos muy bien sabido que una sola partícula de saliva, sudor, contaminación de varios orígenes, podía adulterar el resultado de la muestra misma. Todo lo anterior sin medir las consecuencias de su error para la Historia y la Nación Dominicana.
Ese, y no otro, es el peor de los pecados de este reporte improcedente, anormal, incongruente e injusto, que de manera obvia se asocia a los peores intereses que gravitan sobre la República Dominicana, y por lo que jamás debió ni debe ser aceptado como válido por el pueblo dominicano. Es por lo mismo que nos reafirmamos en nuestra posición de que los restos del Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó deben ser llevados sin más dilaciones y sin más violaciones de los poderes del Estado a su lugar definitivo en el Panteón de Los Héroes de La Patria.
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