miércoles, 5 de febrero de 2014

CLAUDIO CAAMAÑO DESPEJA LAS DUDAS SOBRE LA MUERTE DEL CORONEL DE ABRIL







Jueves 13 de dicembre 2012. http://fundacioncaamano.blogspot.com/.

Parte de un artículo de Claudio Caamaño Grullón, donde explica como fueron encontrados los restos y fotográfias de los restos encontrados.

 


Conocí al capitán Almonte Castro que custodió a Caamaño herido y prisionero durante 6 horas, hasta su asesinato; y de los múltiples datos en muchas reuniones con él surgieron los generales Raúl Almonte Lluberes, quien captura a Caamaño y con el que tengo una excelente amistad; Carlos Castillo Pimentel que se niega a cumplir la orden del almirante Jiménez Reyes de  asesinar a Caamaño;  Héctor García Tejeda sustituye a Castillo Pimentel y organiza y dirige el asesinato. Con los nuevos datos, Domínguez Fernández y yo hicimos múltiples viajes y excavaciones en Nizaíto sin encontrar los restos. Nadie con los que hablé conocía el sitio exacto del enterramiento, porque ya se habían ido cuando al mediodía del lluvioso y frío 17 de febrero el secretario de las Fuerzas Armadas almirante Ramón Emilio Jiménez Reyes, ordenó a un cabo y seis rasos quemar a Caamaño hasta desaparecerlo totalmente, para que los patriotas dominicanos no tuvieran sus restos para rendirle culto e inspirarse en sus ejemplos históricos,  y enterrar a Lalane y Pérez Vargas.
Contratamos detectives privados para buscar a los enterradores. Encontraron en Pedro Santana, provincia Elías Piña, en 1987, al cabo que ya era capitán, y por una alta suma de dinero nos reunimos con él en Nizaíto, donde catorce años después, con dificultad, encontró la tumba que hizo con los cadáveres de Lalane, Pérez Vargas y parte del de Caamaño. Por interés e insistencia mía nos contó y señaló lo siguiente: al lado de un camino encharcado a unos cincuenta metros de la carretera Ocoa-Constanza, estaba el cadáver de Caamaño desnudo y dos guerrilleros metidos en sacos, el almirante Jiménez Reyes le ordenó que él y seis militares quemaran a Caamaño hasta que no quede nada, y si algo queda lo tiran por una furnia para que se los coman los puercos cimarrones. A los otros dos los entierran en sitio y manera que nadie pueda encontrarlos. Unos extranjeros que estaban con el almirante nos instruyeron cómo quemar a Caamaño y hacer la tumba de los otros dos.  Como había llovido, todo estaba mojado y no prendía la leña para quemar a Caamaño, se lo informé al almirante Jiménez Reyes y le pedí gasolina. Vino y se paró entre los pies de Caamaño y le disparó una ráfaga partiéndolo casi en dos y volándole la cabeza, y  dijo  “ahora hay menos que quemar”, y ordenó destazarlo para quemarlo mejor “y si queda algo lo tiran que ese es comida de puerco”.
Pasamos la tarde enterrando a los dos, partiendo leña, cortando a Caamaño en pedazos y esperando la gasolina que llegó al anochecer. Durante toda la noche tratamos de quemar los pedazos de Caamaño, pero la lluvia apagaba la fogata que volvíamos a prender en medio de un frio tremendo, hasta que se acabó la gasolina, nos guarecimos de la lluvia y cuando amaneció estábamos solos, recogimos los pedazos no quemados y los huesos a medio quemar, y en vez de botarlos para los puercos cimarrones de la zona, los llevamos a la tumba recién hecha. Hicimos un hueco y los pusimos encima de los cadáveres, tapándolo luego otra vez como nos habían instruido los extranjeros, poniendo tierra y apisonándola, luego tablas de costanera verde, tierra vegetal y la yerba de la zona que habíamos separado con cuidado.
Con la información del sitio exacto, dos días después, el sábado 2 de mayo de 1987, subió todo el equipo de búsqueda, los hermanos de Caamaño, María Paula Acevedo, Freddy Beras Goico y Teo Beras con sus esposas y otras personas. Luego llegaron en helicóptero el Secretario de las Fuerzas Armadas Antonio Imbert, el jefe del Ejército, general Tommy Fernández y el antropólogo Abelardo Jiménez, quien hizo el levantamiento. Sólo los restos de Caamaño le tomaron todo el día, los de Lalane y Pérez Vargas se levantaron días después. Los restos de Mario Galán Durán y Ramón Payero Ulloa en tumbas separadas, en Los Mogotes, Villa Altagracia, cuya ubicación exacta fueron las primeras que conocimos y sacamos de último para que no fueran a impedir desenterrar los de Caamaño, por eso fueron desenterrados semanas después.
Los restos no completos y sometidos al fuego del Héroe Nacional Presidente Francisco Caamaño Deñó, después de más de siete años de búsqueda por mi parte y a catorce de su asesinato y tratamiento perverso, aberrante e inhumano de su cadáver heroico, encontrados el sábado 2 de mayo de 1987, en un entierro encima y conjuntamente con los restos de Lalane José y Pérez Vargas. Traídos a Santo Domingo el día 3 de mayo y después de los estudios realizados por antropólogos y forenses en el Museo de Ciencias Naturales, fueron velados día y noche por todo un pueblo en la iglesia La Paz de la Feria.



Puntualizo y explico todo lo anterior para llevar al conocimiento de todas las personas de nuestra Patria, que los restos incompletos que fueron depositados en el mausoleo del Cementerio Nacional de la Máximo Gómez, son, sin ninguna duda, razonable, los restos del más grande héroe del siglo pasado y Presidente de la República, Francisco Alberto Caamaño Deñó.
Ninguna institución puede hacer a Caamaño más grande de lo que él es históricamente. Que sus restos estén en el Cementerio Nacional o en el Panteón de la Patria es sólo un reconocimiento. Lo importante es que la seguridad, la salud, la educación, la dignidad y la felicidad de los dominicanos por la que tanto luchó y murió, lleguen a ser una realidad en nuestro país.  



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