sábado, 1 de noviembre de 2014

Comunicado de la FUNDACIÓN FRANCISCO ALBERTO CAAMAÑO DEÑÓ sobre Sentencia TC/0254/14 del Tribunal Constitucional en torno a los restos del Presidente Caamaño.‏

El siguiente documento es la reacción oficial de la Fundación Caamaño a la Sentencia del Tribunal Constitucional (TC/0254/14) que suspende la ejecución de la Sentencia 040-2014 de TSA, que ordena el traslado de los restos del Presidente Caamaño al Panteón Nacional en cumplimiento a la Ley 04-13. 


FUNDACIÓN FRANCISCO ALBERTO CAAMAÑO DEÑÓ

A los medios de comunicación y a todo el pueblo dominicano:
La Sentencia TC/0254/14, emitida por el Tribunal Constitucional plantea la suspensión de la sentencia 040-2014, que ordena el traslado de los restos mortales del Presidente Combatiente Caamaño al Panteón de la Patria. Pero  esta última continúa vigente, pendiente de su revisión al fondo, lo cual esperamos se haga en los próximos días, y que el Tribunal actúe con la independencia y diligencia que le manda la Constitución.

Desde que el Congreso Nacional aprobó la Ley 4-13, se inició todo un entramado de acciones tendentes a destruir la veracidad de sus restos, que por más de 25 años estuvieron incuestionados. La mencionada ley ordena con precisión y claridad que los restos de Caamaño que se encontraban en el Cementerio de la Máximo Gómez fueran trasladados al Panteón de la Patria.

Violando la ley 4-13, respondiendo a marcados lineamientos, el ministro de cultura José Antonio Rodríguez solicitó que estos fueran objeto de un estudio genético. Procedimiento que a demás de ser contrarios a la ley, fueron contraindicados por todos los especialistas consultados, debido el avanzado estado de deterioro de estos, producto del fuego a que fueron sometidos, los químicos, y los más de 14 años en la tierra, expuestos a los microorganismos del suelo.

De manera ilegal los restos fueron puestos a cargo del INACIF, el cual no cuenta con laboratorios para análisis de ADN, y que nunca ha dicho que entidad subcontrataron para estos fines. Luego de casi un año con los restos bajo su custodia, y desobedeciendo una sentencia que ordenaba la paralización de dichos estudios, el Procurador General de la República hace público un informe, el cual, sin ningún tipo de criterio científico, declara que los restos analizados no corresponden a Francisco Caamaño Deñó. Un estudio lleno de vicios metodológicos y procedimentales, que evidenció la realidad de que el INACIF no cuenta entre su personal con un solo especialista en este tipo de análisis, como luego pudimos confirmar. Este estudio, considerado como una aberración por los expertos nacionales y extranjeros consultados, fue de tal pobreza probatoria y científica que el tribunal que conocía de la acción de amparo de cumplimiento ni siquiera lo consideró al momento de emitir su sentencia.

En estos días el Tribunal Constitucional acogió un recurso de suspensión de la Sentencia 040-2014 del Tribunal Superior Administrativo. Lo cual está entre las atribuciones de dicha alta corte, pero que no compartimos.

Esperamos  que el mismo poder que desde 1965 se ha opuesto a que Caamaño Deñó sea reconocido en su justa dimensión, no se imponga por encima de los criterios de justicia y la correcta interpretación de las leyes. Confiamos que los magistrados miembros de Tribunal Constitucional están conscientes de la dimensión histórica de la decisión que van a tomar, y de lo que eso implicará en la apreciación que de ellos tiene el pueblo dominicano.

Francisco Alberto Caamaño Deñó representa la continuación moderna de la lucha por la verdadera soberanía de la República Dominicana, su ejemplo es el más alto símbolo de la lucha antimperialista en América Latina, por lo que su memoria es un objetivo a destruir del imperio norteamericano y de los gobiernos serviles a ellos que hemos tenido.


Claudio Caamaño Grullón
Presidente Fundación Caamaño

miércoles, 24 de septiembre de 2014

44 Aniversario del asesinato del Mártir y Héroe de la Patria Amín Abel Hasbún


Amín Abel Hasbún

Amín Abel Hasbún (12 de octubre de 1942 - 24 de septiembre de 1970) fue un ingeniero y activista político dominicano de origen árabe palestino.

Biografía

Era hijo de Mahoma Abel y Liliana Hasbún. Realizó sus estudios secundarios en el Colegio de La Salle en Santo Domingo, graduándose de Bachiller en ciencias físicas y matemáticas en 1958 siendo el único estudiante de su promoción en obtener el título distintivo de Alumno Eminente.
Estudió en la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, obteniendo en 1966 el título de ingeniero civil Summa Cum Laude. La Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad Autónoma de Santo Domingo lleva su nombre.

Carrera política

Se inició en la lucha política en 1960, en labores clandestinas contra el régimen de Trujillo. Participó luego en las movilizaciones callejeras en los meses de julio, agosto y septiembre de 1961.
De 1961, a raíz de la muerte de Trujillo, ingresó oficialmente en el movimiento revolucionario "14 de junio". Se unió a las movilizaciones estudiantiles en la Universidad de Santo Domingo en el mes de octubre del mismo año y que culminaron con una verdadera masacre escenificada en la calle Espaillat, el día 20 del mismo mes.
Estuvo presente en las luchas que desarrollaron los estudiantes universitarios para obtener la Ley de Autonomía en los meses de diciembre de 1961 y de enero de 1962.
El mismo día del golpe de Estado en 1963, que derrocó el gobierno constitucional del profesor Juan Bosch, fue apresado por las fuerzas policiales. Se escapó del palacio policial. Posteriormente participó en las actividades de apoyo urbano a las guerrillas, organizadas en 1963 por el movimiento "14 de junio", y que encabezó Manolo Tavares Justo.
En 1964 fue elegido secretario general de la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED) y delegado estudiantil al Consejo Universitario. En el mes de febrero viajó a Hungría en representación de la FED para participar en un congreso organizado por la Unión Internacional de Estudiantes (UIE).
A su regreso, dirigió la lucha de la FED contra el examen de admisión establecido por el Consejo Universitario que encabezaba el ingeniero José Ramón Báez López-Penha. Con el argumento de que el referido examen era un paso para crear una "universidad de élite", Amín Abel participó en el boicot planeado por la FED, siendo expulsado temporalmente de la Universidad junto a otros dirigentes estudiantiles. A pesar de ello, el líder estudiantil continuó encabezando a los estudiantes universitarios, siendo apresado nuevamente en un acto programado por el "14 de junio" en el primer aniversario del golpe de Estado de 1963.
En diciembre de 1963, se integró a la huelga de hambre que declaró la FED contra las medidas tomadas por el Consejo Universitario contra ese sindicato estudiantil.
A principios de 1965, Amín Abel Hasbún es expulsado, junto a otros líderes de la FED, por insistir en colocar una tarja en la Facultad de Derecho de la Universidad de Santo Domingo en homenaje al también dirigente estudiantil y miembro del "14 de junio" Luis Ibarra Ríos, caído en las operaciones guerrilleras de diciembre de 1963.
Resultó reelegido secretario general de esa organización ese mismo año. Contrajo matrimonio el 24 de abril de 1965; pero al enterarse de que ese mismo día había estallado una insurrección contra el Triunvirato, que culminó con la intervención norteamericana del 28, se trasladó a la capital para integrarse a la lucha armada. Combatió desde el día 26 en las calles de Santo Domingo. A principio de mayo prestó servicios en la zona norte de la capital donde la lucha era más intensa. Allí se integró a un comando dirigido por el movimiento revolucionario "14 de junio". Al ser ocupada la zona norte por las tropas opuestas a la Revolución, se trasladó al sector de la capital conocido como Ciudad Nueva, donde trabajó, junto a militares constitucionales y otros dirigentes políticos, en la formación de la Academia de Instrucción Político-Militar "24 de Abril".
Al terminar la guerra, pasó de dirigente de la Juventud Estudiantil del "14 de junio" a miembro de la comisión preparatoria del Congreso de ese Partido. En dicho congreso celebrado en 1966, fue elegido miembro del Comité Central ocupando la Secretaría de finanzas de esa organización.
En diciembre de 1966 pasó a formar parte del movimiento Popular Dominicano (MPD), donde trabajó en el aparato urbano y posteriormente en el rural .
Mientras se encontraba realizando labores de agitación y organización entre los campesinos de la Sección Arenoso, de San Francisco de Macorís, fue hecho prisionero por efectivos militares el 15 de febrero de 1968. Salió en libertad en el mes de junio de ese año.
Mientras estaba en la cárcel, escribió, junto a su compañero de militancia política Rafael Taveras Rosario (Fafa), una serie de artículos sobre problemas históricos. Al salir de la prisión se reintegró a sus funciones como dirigente del MPD, desplazándose a la zona sur del país.
Después de participar como orientador en la fundación del grupo estudiantil "Flavio Suero" de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Amín Abel se ubicó en la región Este del país, intentando trabajar políticamente entre los obreros azucareros. En esa época, volvió a ser perseguido por fuerzas policiales y militares, acusado de participar en el secuestro del coronel norteamericano Donald J. Crowley, ocurrido en 1970. Tanto él como su partido y familiares negaron reiteradamente la acusación, Amín Abel decidió retirarse de la vida común y pasar a la clandestinidad.

Asesinato

El jueves 24 de septiembre de 1970, fue asesinado por agentes del Servicio Secreto de la Policía Nacional Dominicana de un tiro en la cabeza con una pistola calibre 45. Se encontraba en la casa con su esposa, Mirna Santos, que estaba embarazada, y su hijo de dos años de edad. Su cadáver fue velado en la explanada frontal de la Facultad de Ingeniería de la UASD.
El raso López Acosta fue condenado a cinco años de prisión, siendo libertado al cumplir la mitad de la condena.
Al otro día de su muerte, el Consejo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo lo declaró "Hijo Ejemplar del Alma Mater". En su comunicado, el Consejo Universitario afirmó que "Amín Abel fue un ejemplar estudiante universitario, graduado Summa Cum Laude en la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la UASD".

América Latina busca su camino

Considerado como uno de los políticos marxistas de más sólida formación teórica, Amín Abel Hasbún dejó inconcluso su libro "América Latina busca su camino". Fue publicado, en el nivel de elaboración en que se encontraba, en noviembre de 1972.
En ese libro, el dirigente político insistía en que "Latinoamérica y cada país en particular tiene que elaborar su propia línea política revolucionaria, aplicando creadoramente a su historia y a su realidad la verdad universal del marxismo-leninismo".
Insistió en la necesidad de aprender de las experiencias internacionales; pero siempre con miras a "construir nuestro propio camino". Caracterizó la situación del movimiento revolucionario latinoamericano de su época de la siguiente manera, "Nos encontramos en el momento de la búsqueda y la investigación de nuestra realidad, aplicando a ésta la verdad universal del marxismo–leninismo".
Su libro quedo trunco en el capítulo en que Amín Abel Hasbún analizaba las experiencias de la revolución de Abril y la intervención militar norteamericana de 1965.

Crimen contra Amín Abel Hasbún
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La muerte del ingeniero Amín Abel Hasbum, el 24 de septiembre de 1970, fue un crimen que estremeció la sensibilidad del pueblo dominicano y provocó que el Dr. Joaquín Balaguer, cuyo  gobierno fue responsable directo, se viera en la obligación de “exigir” una investigación para el esclarecimiento del mismo. Una farsa que no pudo impedir que una parte de la verdad saliera a flote. Como lo demuestra el expediente que a continuación publicamos, todos los detalles del espeluznante asesinato fueron desvelados, mas no así la responsabilidad directa del Ejecutivo, ni la participación de manos extrañas, allende los mares, en todo lo que aconteció en aquellos meses. Los investigadores se cuidaron de no preguntar más allá de lo recomendado, temerosos de que en cada respuesta fueran saliendo los responsables intelectuales del crimen del Día de Las Mercedes.
El expediente preparado por la Procuraduría General de la República, firmado por el doctor  Marino R. Ariza Hernández,  deja establecidos detalles hasta ahora desconocidos por la generalidad de los dominicanos, muestra palpable de la forma en que el gobierno del doctor Joaquín Balaguer aniquiló lo más preciado de la generación que lo enfrentó durante sus doce años de gobierno. (El expediente original de la Procuraduría de la República reposa en el Fondo Presidencia del Archivo General de la Nación, Leg. . 7565, Exp. 28, It 3107565. Para esta nota fueron utilizadas las colecciones de periódicos El Nacional y Última Hora;  documentos del archivo personal de Rafael (Cucuyo) Báez Pérez, depositados en el AGN, y el libro “He aquí la Izquierda” de la autoría de Rafael Chaljub Mejía).
La situación política después de la guerra civil
Finalizada la guerra civil de Abril de 1965, luego de la firma del Acta institucional y el Acta de Reconciliación que llevó a la presidencia provisional al doctor Héctor García Godoy, los Estados Unidos iniciaron los preparativos para la desocupación militar de la República Dominicana. El gobierno provisional comenzó de inmediato los preparativos para las elecciones generales, que fueron celebradas el 10 de junio y en la que salió triunfante, de manera dudosa, el Partido Reformista y electo el doctor Joaquín Balaguer, quien ocupó la presidencia en la primera semana de julio de 1966 dando inicio al período de los 12 Años de Balaguer (1966-1978).
Antecedentes políticos
La situación política era sumamente tensa, y mientras las tropas norteamericanas abandonaban el país, el gobierno de Balaguer se preparó para gobernar apoyado en una política de contrainsurgencia que privilegiaba la represión política y el crimen selectivo por encima de los principios democráticos y el respeto de los derechos ciudadanos.
Para muchos de los que participaron en la Revolución de Abril la guerra no había terminado. Una parte de la izquierda no tuvo la capacidad para entender  la nueva situación y pensó que era posible pasar a una segunda etapa del enfrentamiento cívico-militar y lograr lo que en varios meses de lucha armada no se había obtenido: la vuelta a la constitucionalidad sin elecciones, y para los radicales, el triunfo de la revolución y la formación de un gobierno popular y revolucionario semejante al que desde Cuba, encabezaba Fidel Castro.  Para ese fin, muchas de las organizaciones de izquierda prefirieron esconder las armas de sus “comandos”, antes que entregarlas como había sido pactado, a la espera de la nueva oportunidad.
La política de contrainsurgencia del régimen desató la persecución, encarcelamiento y el asesinato de los combatientes de Abril más destacados. En los pueblos, los que habían regresados y recibidos como héroes, comenzaron a vivir en la clandestinidad. Antes los asesinatos a mansalva, muchos prefirieron salir hacia el extranjero, para evitar morir a manos de organizaciones paramilitares que actuaban amparadas por el gobierno.
Mientras tanto, las organizaciones de izquierda eran estremecidas por las luchas internas, que trajeron rápidamente la división y multiplicación de las mismas. Surgieron nuevas agrupaciones como el Partido Comunista de la Republica Dominicana, mejor conocido como PACOREDO, la Línea Roja del 14 de Junio, Voz Proletaria, el Partido Comunista Dominicano, y grupúsculos que surgían y desaparecían de la noche a la mañana, a la vez que otras se fortalecían con el trasiego de la militancia de unas hacia otras, como fue el caso del Movimiento Popular Dominicana, al que ingreso una parte importante del otrora poderoso Movimiento Revolucionario 14 de Junio (1J4). Esto fue acompañado de iniciativas de definición ideológica, construcción de estrategias para la guerra, la formación del “verdadero partido comunista”, enfrentamientos en discusiones sin sentido centradas en la representatividad de los países con regímenes comunistas.
Fue en ese marco, que el Movimiento Popular Dominicano (MPD) y otras agrupaciones comenzaron a definir el enfrentamiento contra el gobierno de Balaguer: el Catorce de Junio envió a muchos de sus cuadros para prepararse militarmente para la guerra y dio pasos para que sus cuadros comenzaran a penetrar en la zona rural del país, para repetir la táctica guerrillera de Mao Tse Tung del “campo que rodea la ciudad”. Un poco parecido también actuó el MPD, al decidir infiltrar a varios de sus dirigentes en la zona rural, apoyado en la táctica político-militar de “lo mejor al campo”, lo que aconteció en 1967, al mismo tiempo que daba paso para sacar a un selecto grupo para adiestrarse fuera del país en la guerra de guerrilla y a tomar cursos de formación política. En ese apresto fueron detenidos en el aeropuerto de Punta Caucedo, como se llamaba al Aeropuerto de las Américas, el dirigente Henry Segarra Santos y el adolescente Jorgito Puello, hijo del dirigente del MPD Jorge Puello Soriano, mejor conocido como El Men.
El MPD entre la represión y los errores políticos
Un duro golpe sufrió el MPD con la muerte del abogado Guido Gil, 17 enero 1967. Este “cuadro” del MPD había participado en la  Conferencia Tricontinental en Cuba y a la hora de su desaparición, era asesor del Sindicato Unido del Central Romana; pero esto no amedrentó su organización, que por el contrario insistió en las definiciones y buscaba la forma de evitar que sus dirigentes fueran apresados o asesinados. Para la lucha guerrillera en la zona rural se acuñó la consigna de “Lo mejor al Campo”, estableciendo las famosas “Tumbas vivas”, tenidas como lugares estratégicos en que los responsables de la guerrilla estarían escondidos o “sepultados”, de donde salían solo para preparar a los campesinos para organizar la guerrilla.
17 enero 1968 el MPD celebró la  “Conferencia Nacional de Cuadros Profesionales Guido Gil” en la que trató de trazar las líneas para impulsar la lucha contra el gobierno de Balaguer, consolidándose en la misma las posiciones militaristas, además de tratar de evitar las “desviaciones ideológicas” del MPD. La Conferencia decidió impulsar la lucha armada en la zona urbana organizando núcleos armados, que incluían ex combatientes de la revolución de Abril, con  integrantes de diversas procedencias sociales. Estos agrupamientos luego serian conocidos como CRC o los Comandos Clandestinos Revolucionarios. A la zona rural fueron enviados cuadros  para organizar la guerrilla.
A finales de 1968 el MPD, bajo la dirección de Maximiliano Gómez y Otto Morales, seguía buscando los correctivos para impulsar su propuesta revolucionaria. Con ese propósito organizaron la “Conferencia Nacional de Cuadros Hilda Gautreaux”, la que consolidó el prestigio del Moreno como principal líder del MPD. La “Hilda Gautreaux”, como se le llamaba a la nueva táctica militarista, puso en primer plano la conspiración en los cuarteles militares, mantuvo niveles de organización de la guerrilla campesina y pasó a formar en la zona urbana a los CRC; además de romper con el “seguidismo internacional”, propiciando como centro de su táctica “golpe de Estado revolucionario”.  Este golpe de Estado para derrocar a Balaguer,  descansaría en la unidad de todas las fuerzas nacionales, incluyendo a la derecha recalcitrante, como fue el caso del Partido Quisqueyano Demócrata de Elías Wessin y Wessin, el coronel que  durante la revolución de Abril se convirtió en el símbolo de la contrarrevolución y principal militar responsable del genocidio civil en aquella guerra de 1965. A partir de ese momento, toda la fuerza del MPD se concentró en hacer contactos con militares activos y con los partidos que deberían formar parte del esfuerzo anti-balaguerista. Con esta propuesta política el MPD se convirtió en el partido de izquierda de más incidencia en la población, mientras que el PCD buscaba la fórmula electoral tratando de unificar al PRD con Francisco Caamaño Deñó, que para entonces se encontraba en Cuba en gestiones libertarias, acompañado de nutridos grupos de ex combatientes de Abril, principalmente de miembros de la organización 14 de Junio.
La represión se acrecentó contra el MPD a finales de 1969 llevando a varios de sus principales dirigentes a las cárceles, y el  14 de enero de 1970 fue apresado Maximiliano Gómez (El Moreno), máximo líder del MPD, lo que estremeció su estructura organizativa y asestó un duro golpe a la política de  golpe de Estado y todos los planes que desarrollaba el MPD, que en esos días perseguía el desplazamiento de Balaguer  tratando de impedir la celebración de las elecciones generales para establecer un gobierno revolucionario. Cada cierto tiempo se escuchaba el rumor de que en cualquier momento Balaguer era o ya había sido derrocado por las fuerzas que discutían la forma del famoso “golpe de Estado revolucionario”.  El  26 de febrero de 1970, al caer la tarde, corrió el rumor de que ese día se había ejecutado el “golpe de Estado” esperado; pero todo era mentira, incrementándose la represión, el crimen a diario, los allanamientos, la militarización del país y el  incremento de las protestas populares.
El secuestro de Donald J. Crowley
Mientras tanto, el  MPD seguía buscado la fórmula  para sacar a su máximo líder  de la cárcel de La Victoria, donde se encontraba junto a decenas de dirigentes y miembros de su organización y de otros partidos de izquierda. La manera de proceder para liberar al Moreno, fue secuestrar a un agregado militar de la Embajada Norteamericana, coronel Donald J. Crowley, quien residía en el país desde 1968.
El coronel Crowley fue secuestrado el 24 de marzo de 1970 por un llamado “Comando Unitario Antirreleccionista”, que exigió a cambio de su liberación la libertad de 20 prisioneros políticos de izquierda. La  Comisión mediadora para poner fin al secuestro de Crowley estuvo integrada por Monseñor Hugo Eduardo Polanco Brito, obispo de Santo Domingo, el rector de la UASD, doctor Rafael Kasse Acta y el presidente de la Asociación Dominicana de Abogado, doctor Bienvenido Mejía  Mejía.
La Comisión actuaba buscando una salida conveniente que evitara el derramamiento de sangre, y el MPD se movía intentando aplicar su táctica de golpe de Estado y una dudosa operación  militar que buscaba recibir los presos políticos canjeados, los que deberían ser liberados en el Parque Duarte de la zona colonial a una hora de la mañana escogida, pero el gobierno se negó a permitir que los presos políticos fueran liberados en ese lugar y aceptó la salida al exilio de los prisioneros políticos, entres los que viajarían Maximiliano Gómez y otros altos dirigentes del MPD. Para finalizar la crisis creada con el secuestro, el coronel americano fue liberado en el patio del Seminario Santo Tomas de Aquino. Conocida la liberación, los izquierdistas canjeados salieron hacia México.  El 2 de abril el coronel Donald J. Crowley viajó hacia Washington, regresando semanas después para identificar a los acusados de su secuestro.
Faltaban semanas para las elecciones generales de mayo y la tensa situación política preveía la no participación en las mismas del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), el Movimiento de Integración Democrática (MIDA), el PQD, el Partido Revolucionario Social Cristiano (PRSC), y otras organizaciones de derecha. Al mismo tiempo se promovía una huelga general, mientras tropas militares recorrían las calles y ocupaban con tanques de guerra la Ciudad Universitaria de la UASD. Faltando semanas para las elecciones regresó al país el Profesor Juan Bosch, quien había salido hacia España en 1966. Balaguer se perfilaba como triunfador en el certamen electoral, pues tenía el control del Estado y del aparato electoral y militar, lo que garantizaba la continuidad de su gobierno.
Electo Balaguer en unas fraudulentas elecciones, comenzó la desbandada de los opositores, mientras sectores de izquierda esperaban, esperanzados, el regreso de Caamaño encabezando un movimiento guerrillero. Los meses posteriores a las elecciones fueron marcados por el asilamiento en embajadas, principalmente la de México, de líderes opositores, y el MPD comenzaba a enfrentarse de manera violenta con el PACOREDO, lo que debilitaba sus fuerzas y lo hacía alejar de su propósito principal que era el derrocamiento de Balaguer.
La Policía anuncia “resolvió el Caso Crowley”
El  9 de junio de 1970 la Policía informó que resolvió el caso del secuestro Crowley,  mostrando “las pruebas”  y explicando  que los secuestradores utilizaron la casa de uno del MPD. El entonces jefe de la Policía, Rafael Guzmán Acosta, acusó del hecho  (véase Ultima Hora, 9 de junio 1970, p.4), a: Héctor Antonio Ortiz Jaquez, Rafael Luna Cabrera, Rafael Francisco Taveras Rosario, Amín Abel Hasbum, Ivonne Altagracia Payano Chevalier, Manuel de Jesús Checho Loubriel, Julio Amaury Justo Duarte, Héctor Rafael Justo Duarte, Bartolomé Arias Muñiz o Manuel Antonio Muñiz, Otto Morales y un ingeniero conocido como Pedro “de quien se dijo vivía en el sector de Gazcue”. De todos estos, fueron apresados Ortiz Jaquez, Luna Cabrera, Ivonne A. Payano y los hermanos Justo Duarte (quienes luego pudieron demostrar que no estaban vinculados al secuestro).  Estaban libres y siendo perseguidos: Arias Muñiz, Otto Morales, Fafa Taveras, Amín Abel, el ingeniero “Pedro”, y Checo Lubriel.  La PN acuso de ser los líderes del secuestro a Ortiz Jaquez,  Amín Abel, Rafael Luna Cabrera, Fafa Taveras, Checo, y Otto Morales.
Las investigaciones fueron dirigidas directamente por el coronel Luis Arzeno Regalado y el mayor Leónidas Herasme Díaz.  Junto al MPD la Policía también  acusó a la agrupación Voz Proletaria y a la Línea Roja del 14 de Junio, y destacó que Otto Morales dirigió de manera directa el secuestro. El 10 de junio Rafael (Fafa) Taveras Rosario fue detenido en Santiago mientras viajaba en un carro. La madre de Héctor Ortiz, Doña Catalina Ortiz, se suicidó ahorcándose con el cordón de una plancha.
La persecución de los implicados se redobló y fueron hechas públicas las denuncias de que los perseguidos podían ser asesinados. El 1 de julio fue sustituido como jefe de la Policía el General Guzmán Acosta y en su lugar fue nombrado el general Osiris Perdomo.  El 9 de julio una comisión de familiares de los perseguidos, encabezada por Magaly Pineda (esposa de Fafa Taveras) denunció un “plan para asesinar a los implicados en el secuestro” y  responsabilizaron al  coronel  Luis Arzeno Regalado, jefe del departamento del Servicio Secreto de la Policía Nacional, de lo que pudiera pasarle a sus familiares.
La represión iba en incremento y a mediados del mes de Julio el Profesor Juan Bosch denunció la existencia de la organización terrorista de derecha conocida como La Mano, y acusó a sus miembros de ser responsables de varios atentados contra políticos de la oposición. El 16 de julio fue asesinado Otto Morales, el Secretario General del MPD. Otto había sido apresado por la Policía en la residencia del decano de la Facultad de Ingeniería de la UASD, profesor arquitecto René Sánchez Córdoba, hecho que llevó a declarar al doctor José Francisco Peña Gómez (véase el periódico Ultima Hora del 22 de julio),   que la muerte del izquierdista tuvo relación con actividades de la CIA. Otto era el principal acusado del secuestro del coronel Crawley. El 24 de septiembre, día de Las Mercedes, fue asesinado por la Policía el principal dirigente del MPD en el país, el Ingeniero Amín Abel Hasbum, a quien la policía acusaba de ser de los responsables del secuestro.
El 23 de mayo de 1971 fue asesinado en Bruselas, Bélgica y de manera misteriosa, Maximiliano Gómez, El Moreno, quien era el máximo líder del MPD.  El  7 de julio del mismo  año, temprano en la mañana, cayó acribillado Roberto Figueroa, mejor conocido como Chapó, quien al momento de su muerte era el  máximo dirigente del MPD. Chapó fue asesinado mientras caminaba por la zona colonial, próxima a la calle El Conde. Con esta última muerte el MPD entró en una crisis que llevó a esa organización a la lucha interna, el enfrentamiento con otras organizaciones de izquierda y al  desmembramiento en pequeñas organizaciones sin influencia en los movimientos sociales de la época.


domingo, 21 de septiembre de 2014

Doña Renee: dignidad hecha mujer

Doña Renée pasó por el poder revestida de dignidad y modestia
Por JUAN BOLIVAR DÍAZ
juanbolivardiaz[@]gmail.com 
Corrían los primeros meses del Gobierno de Antonio Guzmán Fernández cuando un lunes temprano, al llegar a mi oficina en la dirección de El Sol, recibí una llamada de la primera dama doña Renée Klang. Sospeché que quería hablarme sobre el comentario que encabezaba la columna “Cosquillitas”, la más leída del espléndido momento por el que atravesaba el diario que había encarnado la lucha por la transición democrática en 1978. Se decía que la esposa del presidente había repartido dinero en un acto público celebrado el día anterior en San Francisco de Macorís, y se preguntaba si ella repetiría la degradante y sistemática práctica de doña Enma Balaguer.
Eramos coherentes al formular la denuncia, ya que lo habíamos hecho sistemáticamente cuando la repartidora era la hermana del presidente Balaguer, sobre todo en la campaña electoral de ese año. Me sorprendió que, con su habitual amabilidad, doña Renée me preguntara si teníamos prueba de que ella repartió dinero. Le dije que había dado crédito al reportero y al fotógrafo que cubrieron el acto, pero como ella insistió en saber si teníamos prueba le prometí que conversaría con los reporteros y le volvería a llamar.
Ambos eran periodistas de experiencia. Y reiteraron que la vieron repartir, por lo que pregunté por la fotografía. La respuesta: “la verdad es que levanté la cámara para tomar la foto, pero como estaba tan cerca la sonrisa y la mirada de doña Renée me congelaron. Sentí que ella, sorprendida de su propia acción, me imploraba un chance”. Entendí entonces el empeño de la primera dama en preguntarme si teníamos prueba del reparto, y al llamarla de nuevo le informé, no sin cierta sorna, que efectivamente no teníamos prueba, ya que el fotógrafo fue disuadido por su sonrisa y no tomó la foto, Y quedamos amigos para siempre. Ella sabía que esa práctica no sintonizaba con su dignidad y jamás volvió a repartir dinero en actos públicos durante sus cuatro años en el Gobierno.
No tendría la misma suerte con el presidente Guzmán, quien pronto comenzó a disgustarse con nuestro periodismo contestatario, inducido por los tradicionales anillos palaciegos que creían que las coincidencias en el tránsito democrático implicaban compromiso partidista o personal. Por ejemplo, nunca entendieron que el periódico denunciara los aprestos reeleccionistas y compras de conciencias iniciadas por algunos en contradicción con el planteamiento enarbolado durante décadas por el Partido Revolucionario Dominicano. Antonio Guzmán se negó a asistir a la inauguración de El Nuevo Diario que casi todos los periodistas de El Sol fundamos en 1981.
Doña Renée nunca tuvo confrontaciones y pasó por el poder revestida de dignidad y modestia. Fundó el Consejo Nacional para la Niñez, y tras salir del Gobierno siguió prestando su concurso a la protección de los niños y niñas desvalidas, sin utilizarlos políticamente.
Guzmán fue víctima de los que siempre trafican vendiendo la convicción de que el presidente es insustituible, o que el poder es para usarlo, que no se cede, que es para siempre. Creerles fue su mayor error político y personal, porque la mayoría perredeísta sostuvo la no reelección y él terminó tan frustrado que no pasó la descompresión del poder y prefirió poner fin a su vida.
Esta mujer, mezcla de francés y brasileña, nacida en Venezuela y dominicanizada desde los 15 años, afrontó el trágico drama con la serenidad y la dignidad que le caracterizó. Ni don Antonio ni ella lo merecían. Él hubiese podido volver en circunstancias más propicias. Tendría para siempre el mérito de haber iniciado con valor y firmeza la transición de la nación a la democracia, en un período de precariedades, cuando se iniciaba la “década perdida de América Latina”. Por eso, por su honradez personal en el manejo de los recursos del Estado, por su equilibrio y sencillez, el pueblo lo recuerda con gratitud.
Ella ya había pasado por otra tragedia cuando en 1970 un accidente automovilístico le arrancó a su único hijo varón. Pero nunca renegó ni perdió sus esencias de mujer sensible, discreta, inteligente y sencilla, todo lo cual la revestía de una dulce majestuosidad. Ahora que se han apagado las últimas luces de una hermosa vida de 97 años, debemos rendir tributo a esta dignidad hecha mujer.


sábado, 9 de agosto de 2014

135 Aniversario del nacimiento del revolucionario Emiliano Zapata








 
Nacimiento
8 de agosto de 1879
San Miguel Anenecuilco,Morelos,
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 México
Fallecimiento
10 de abril de 1919
(39 años)
Chinameca,
 Morelos,
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 México
 

Emiliano Zapata Salazar (Anenecuilco, Morelos, 8 de agosto de 1879-Chinameca, Morelos, 10 de abril de 1919) fue uno de los líderes militares y campesinos más importantes de la Revolución mexicana y un símbolo de la resistencia campesina en México. Como parte del movimiento revolucionario, estuvo al mando del Ejército Libertador del Sur. También fue conocido como el «Caudillo del Sur». Ideólogo e impulsor de las luchas sociales y las demandas agraristas, así como de justicia social, libertad,igualdad, democracia social, propiedad comunal de las tierras y el respeto a las comunidades indígenas, campesinas y obreras de México, víctimas de la oligarquía y el latifundismo de los hacendados del Porfiriato, enarboló el estandarte del lema; "La tierra es de quien la trabaja"  
Inicios
Emiliano Zapata nació en el seno de una familia campesina y fue hijo de Gabriel Zapata y Cleofas Salazar. Su infancia se desarrolló en el contexto del latifundismo porfirista en Morelos. Realizó sus primeros estudios con el profesor Emilio Vera, quien había sido un viejo soldado juarista. Pronto trabajó como labrador y arriero. En 1906 asistió a una junta de campesinos en Cuautla para discutir la forma de defender sus tierras y las del pueblo frente a los hacendados colindantes. Su rebeldía lo condenó a la leva (conscripción), y en 1910 Zapata fue incorporado al 9° Regimiento de Caballería, en Cuernavaca. Zapata fue asignado como caballerango de Pablo Escandón, Jefe del Estado Mayor de Porfirio Díaz, tras lo cual fue trasladado a cumplir las mismas funciones bajo el mando de Ignacio de la Torre, yerno de Díaz, quien le tomaría especial afecto por su destreza con los caballos.
El motivo por el que se incorporó a Emiliano Zapata al ejército fue el hecho de que había raptado a una jovencita, ya que Zapata era conocido por ser un hombre muy enamoradizo. La acusación la puso el padre de Inés Alfaro Aguilar, joven con quien tiempo después Zapata tendría dos hijos: Nicolás y Elena Zapata Alfaro. En la fotografía en la que Zapata aparece junto a Villa sentado en la silla presidencial, el niño más pequeño que se asoma es Nicolás. También según el historiador Jesús Sotelo Inclan, Zapata se casó con una joven de clase acomodada llamada Luisa Merino y al caer la dictadura porfirista, el 20 de agosto de 1911 contrajo matrimonio con la señorita Josefa Espejo Sánchez conocida como “La Generala” originaria de Anenecuilco, hija de don Fidencio Espejo y Guadalupe Sánchez Merino con quien procreó dos hijos más. El primero tuvo por nombre Felipe; éste nació en el cerro El Jilguero y murió a la edad de cinco años en uno de los tantos refugios que como familia tuvieron luego de ser mordido por una víbora de cascabel. La segunda hija fue Josefa; ella nació en Tlaltizapán y un año antes que su hermano Felipe murió a consecuencia de una picadura de alacrán. Así Josefa quedó sin hijos en poco tiempo. Sin embargo, Zapata tuvo más hijos como es el caso de Ana María Zapata, hija de Petra P. Torres.
En septiembre de 1909 Emiliano Zapata fue elegido calpuleque (palabra náhuatl, que significa jefe, líder o presidente) de la junta de defensa de las tierras de Anenecuilco, donde empezaría a analizar documentos que se originaron en el virreinato que acreditaban los derechos de propiedad de los pueblos sobre sus tierras, los cuales habían sido negados por las Leyes de Reforma, sobre todo la Ley Lerdo que obligó a las corporaciones civiles a vender o ser expropiadas las tierras improductivas, lo cual fue motivo en su tiempo del apoyo de varios líderes indígenas como Tomás Mejía a los gobiernos conservadores mexicanos y al Segundo Imperio Mexicano. Estas leyes además fueron aprovechadas por varias personas para acrecentar sus tierras de manera ilegal al solicitar la propiedad de zonas comunales que los pueblos no trabajaban. Por esto se convertiría, de esa manera, en dirigente agrario de Morelos, su estado natal. Su primera aparición política ajena a su mundo campesino fue en las elecciones para gobernador de Morelos en 1909, cuando apoyó al aspirante de la oposición, Patricio Leyva, en contra de los latifundistas, Pablo Escandón y Barrón.
En el mes de mayo de 1910 recuperó por la fuerza las tierras de Villa de Ayala, que eran protegidas por el jefe de policía, José A. Vivanco, y que dejó en posesión de los campesinos del lugar. Por este hecho tuvo que escapar varias veces del gobierno, pues fue declarado bandolero. Algunos meses después participó en la reunión que se celebró en ese mismo lugar, es decir, en Morelos) |Villa de Ayala]], con objeto de discutir lo que después se convertiría en el Plan de Ayala.
La revolución maderista y el plan de Ayala
A finales de ese mismo año, Pablo Torres Burgos fue enviado a Estados Unidos por Emiliano Zapata para que se pudiera entrevistar con Francisco I. Madero. El resultado de esta entrevista fue la decisión de tomar las armas por Emiliano Zapata y otros 72 campesinos y con Juan Moreno, Rafael Moreno, Maurilio Mejía y José Vergara. Esto lo hicieron el día 10 de marzo de 1911, cuando proclamaron el Plan de San Luis. Se dirigió hacia el sur, pues ya era perseguido por Aureliano Blanquet y su batallón de soldados. En este período del movimiento zapatista sobresalen las batallas de Chinameca, Jojutla, Jonacatepec, Tlayecac y Tlaquiltenango, así como la muerte del zapatista y antiguo líder del movimiento suriano, Pablo Torres Burgos, que incluso precedió al mismo Emiliano. A la muerte del mismo, Emiliano Zapata es elegido, por la junta revolucionaria del sur en 1911, nuevo jefe revolucionario-maderista del sur. Las reivindicaciones zapatistas contenidas en el Plan de Ayala, que suponían una reforma agraria radical (La tierra es de quien la trabaja), fueron inaceptables para los sucesores de Porfirio Díaz. Lo mismo se puede decir de Francisco León de la Barra quien, haciendo uso de su facultad de presidente, encabezó diversos enfrentamientos políticos y armados con el jefe suriano, e incluso del mismo Francisco I. Madero.
Al triunfo del maderismo, Zapata no concibe el licenciamiento de sus tropas sin que a cada uno se le otorgue la seguridad de tierras para sembrar a cambio de sus fusiles. Para él, la guerra no terminaba con el derrocamiento del porfirismo, sino con la cristalización del objetivo del pueblo campesino: la devolución de la tierras robadas por los hacendados millonarios.
Esto dio lugar a que Francisco León de la Barra, presidente interno, lo considerara rebelde, por lo que mandó fuerzas a someterlo: mil hombres bajo el mando de los generales Victoriano Huerta y Aureliano Blanqueta. Para agosto de 1911, Francisco I. Madero acordó entrevistarse con Emiliano Zapata en Yautepec para buscar una solución pacífica en el conflicto suriano y con el fin de convencerlo de que licenciara sus tropas. Mientras tanto, Zapata era fuertemente criticado por la prensa conservadora del país. En la reunión no se logró ningún acuerdo, pues Madero no concebía la reforma agraria como lo hacía Zapata. Madero creía que primero había que hacer una reforma política profunda, mientras que para Zapata era prioritaria la devolución de las tierras robadas por las haciendas. A decir de Zapata, Madero había traicionado la revolución. El gobierno federal reiteró su decisión de imponer el orden por la violencia, y Zapata se desplegó con sus tropas a los límites entre el Guerrero y Puebla, escondiéndose del gobierno y generando emboscadas a pequeños contingentes federales. En este periodo, Zapata se casó con Josefa Espejo y el padrino de la boda fue el propio Francisco I. Madero.
Con Madero como presidente de la República, las diferencias no disminuyeron. Zapata se entrevista con Madero en el palacio nacional, donde sostienen una fuerte discusión. Madero ofrece a Zapata una hacienda en el estado de Morelos "como pago a sus servicios a la Revolución", cosa que enfurece a Zapata que le contesta:
No, señor Madero. Yo no me levanté en armas para conquistar tierras y haciendas. Yo me levanté en armas para que al pueblo de Morelos le sea devuelto lo que le fue robado. Entonces pues, señor Madero, o nos cumple usted, a mí y al estado de Morelos lo que nos prometió, o a usted y a mí nos lleva la chichicuilota
Dicho esto mientras en gesto amenazador, golpeó con fuerza su carabina .30-30 sobre el escritorio de Madero.
El 25 de noviembre de 1911 Zapata lanzó el Plan de Ayala, redactado por Otilio E. Montaño, documento que se convertiría en su estandarte y en el fiel ejemplo de la ideología de los campesinos morelenses. En él se exigía la redención de los indígenas y la repartición de los latifundios creados durante el porfiriato. Se desconocía a Madero como presidente y se reconocía a Pascual Orozco como jefe legítimo de la Revolución mexicana. Además, el documento postulaba que, en vista de que no se había cumplido con lo que se le había prometido al campesinado, la lucha armada era el único medio para obtener justicia.
Durante 1912, Emiliano Zapata combatió al Ejército Federal que, al mando de los generales Arnoldo Casso López, Juvencio Robles y Felipe Ángeles, buscaba la pacificación en los estados del sur. Los zapatistas buscaron defenderse y lo hicieron "brutalmente", según la versión del Ejército Federal: en las narraciones de los ataques zapatistas son comunes las referencias a asaltos, incendios y violaciones entre otros. Lo cierto es que dichas narraciones eran alteradas para justificar los desastres cometidos por los miembros del Ejército Federal En ese año sobresalen los ataques a Tepalcingo, Yautepec, Cuautla y Cuernavaca, aunque debe afirmarse que en ese entonces el movimiento zapatista era muy débil, tanto en el ámbito político como en la rama militar, sobre todo cuando la campaña del gobierno maderista contra los sublevados surianos quedó a cargo del general Felipe Ángeles. Por sus métodos civilizados y tolerantes, le restaban bases al zapatismo, pues Ángeles simpatizaba con ellos.
La lucha en el sur a la muerte de Madero
Tras el asesinato de Francisco I. Madero y el ascenso en el poder de Victoriano Huerta, la lucha armada se exacerbó y Zapata fue uno de los jefes revolucionarios más importantes, al tiempo que introdujo importantes reformas en Morelos. Posteriormente, estas posturas lo opusieron al nuevo presidente (Venustiano Carranza). Una vez en el poder, Victoriano Huerta envió una comisión encabezada por el padre de Pascual Orozco, Pascual Orozco (Padre) a pactar la paz con Emiliano Zapata. Esto le facilitaría tener un frente menos de guerra en el país. Zapata, que contaba ahora con el dominio de Morelos y parte del Estado de México, del estado de Guerrero, de Puebla y de Tlaxcala, se negó a pactar con aquellos a quienes él llamó “asesinos de Madero”. Fusiló al emisario de Huerta, envió una carta al general Félix Díaz, repudiando al gobierno de Huerta y para el mes de mayo de ese mismo año, reformó su Plan de Ayala, declarando que Victoriano Huerta era indigno de la presidencia del país. A Pascual Orozco se le retiró el cargo de Jefe de la Revolución y Zapata quedó entonces como único jefe del Ejército Libertador del Sur.
En los primeros meses de 1914, Zapata tomó Jonacatepec y Chilpancingo. Ese mismo año su ejército constaba ya de 27,000 hombres, por lo que para abril ya había controlado por completo el estado de Morelos y algunos lugares de Guerrero. Poco después tomó Cuernavaca y para junio ocupó Cuajimalpa, Xochimilco y Milpa Alta, con lo que amagaba a la Ciudad de México. Las fuerzas constitucionalistas les cerraron el paso, al ocupar la Ciudad de México antes que las propias zapatistas, las cuales se encontraban más cerca. En septiembre, Venustiano Carranza envió a Juan Sarabia, a Antonio I. Villarreal y a Luis Cabrera Lobato a conferenciar con Emiliano Zapata, pero nuevamente el caudillo suriano exigió la renuncia deVenustiano Carranza al Poder Ejecutivo, y el reconocimiento del Plan de Ayala. Los emisarios, como toda respuesta, abandonaron su campamento y el estado, pues Carranza rechazó rotundamente sus peticiones, calificándolas de "inadecuadas".
El gobierno «convencionista»
El mismo mes, Emiliano Zapata, desde su cuartel general de Cuernavaca, promulgó la entrega de tierras a los pueblos. Invitado por varios delegados de la Convención de Aguascalientes, en la que los tres grupos más importantes que participaron en la Revolución mexicana intentaron dirimir sus diferencias, Zapata no fue en persona al citado evento, pero envió a una comisión, integrada por Antonio Díaz Soto y Gama, quién protagonizó el Incidente de La Bandera, Leobardo Galván González, un licenciado del pueblo de Tepoztlán, nacido en el barrio de Santo Domingo, en la actual calle de Aniceto Villamar en un predio llamado "Coyulan" y único morelense enviado por Emiliano Zapata a Aguascalientes, que desempeñó un papel importante de negociación para la asistencia de la delegación zapatista, negociaciones tanto con Lucio Blanco como con el mismo general Francisco Villa, Paulino Martínez, Manuel J. Santibáñez y Manuel Uriarte, quienes quedaron en calidad de observadores hasta que la Convención optó por desconocer aVenustiano Carranza. Así pues, Emiliano Zapata se unió con Francisco Villa y ambos reconocieron a Eulalio Gutiérrez como presidente provisional de México, no así el encabezado por Venustiano Carranza, lo que provocó la continuación de la guerra civil. A finales de noviembre, la poderosa División del Norte y el Ejército Libertador del Surentraron en la Ciudad de México.
Alcanzó así fama nacional el movimiento zapatista como la otra cara de la moneda entre los campesinos surianos y los del norte. En su estancia en la capital, las tropas tuvieron una actitud más que pacífica: obtuvieron recursos mediante limosnas y evitaron los robos y asaltos de algunos bandidos que ensuciaban su nombre haciéndose llamar zapatistas. El 4 de diciembre de ese año Villa y Zapata tuvieron la célebre entrevista de Xochimilco, lográndose una alianza militar entre ambos ejércitos. Villa aceptó en cambio el Plan de Ayala, a excepción de sus acusaciones a Francisco I. Madero, quién había sido su redentor y se obligó a dar armas a Zapata.
Concretados estos acuerdos, Emiliano Zapata partió rumbo a Amecameca y tomó Puebla el 17 de diciembre de 1914, aunque en los primeros días de enero la plaza le fue arrebatada por las fuerzas del general Álvaro Obregón. Éste habría de dedicar sus mayores esfuerzos para combatir al poderoso ejército villista, dando lugar a que durante 1915 Morelos fuera gobernado por los campesinos levantados en armas, asesorados por los intelectuales de la lucha suriana. En 1916, una vez que Venustiano Carranza se había instalado en la Ciudad de México y que Francisco Villa hubiera sufrido serias derrotas por parte del ejército de Álvaro Obregón, Carranza dispuso la ofensiva contra el zapatismo, al mando de Pablo González Garza. Con apoyo incluso de la aviación del ejército, Cuernavaca fue ocupada por los constitucionalistas en mayo y, aunque regresó efímeramente a manos de los zapatistas, quedó definitivamente en su poder el 8 de diciembre de ese mismo año. Ante la carencia de armas y ya sin el apoyo villista, en muy poco tiempo casi todas las poblaciones del estado quedaron en poder de los constitucionalistas. En 1917, Zapata, lanzando una contraofensiva, reconquistó Jonacatepec, Yautepec, Cuautla, Miahuatlán, Tecala y Cuernavaca.
En marzo expidió la ley administrativa para el estado, reabrió escuelas, creó instituciones para reiniciar la producción de alimentos del campo y continuó la guerrilla en zonas periféricas y de frontera. Sin embargo, en octubre del mismo año entró a Morelos el general Pablo González Garza, apoderándose del territorio. Para 1918, Emiliano Zapata era, al igual que Francisco Villa lo sería en 1920, un guerrillero con poco futuro, pues ante las constantes batallas y lo escaso de las municiones, la muerte de los cabecillas y la ley agraria de Carranza, que apaciguó la causa suriana, su movimiento, indudable manifestación del descontento campesino, no llegó a consolidarse como una verdadera organización político-militar. Siendo una rebelión de masas campesinas, se limitó a realizar su guerra de guerrillas a partir de 1918
Muerte de Zapata
La guerra por parte del gobierno tomó perfiles despiadados en el norte. El gonzalista Jesús Guajardo le hizo creer a Zapata que estaba descontento con Carranza y que estaría dispuesto a unirse a él. Zapata le pidió pruebas y Guajardo se las dio al fusilar a aproximadamente 50 soldados federales, con consentimiento de Carranza y Pablo González, y ofrecerle a Zapata armamento y municiones para continuar la lucha. Así, acordaron reunirse en la Hacienda de Chinameca, Morelos, el 10 de abril de 1919. Zapata acampó con sus fuerzas a las afueras de la hacienda, y se acercó a la misma acompañado únicamente por su escolta de 100 hombres. Al cruzar el dintel, un ordenanza apostado a la entrada, tocó con su clarín la llamada a honores. Ésta fue la señal para que los tiradores, escondidos en las azoteas, abrieran fuego contra Zapata, que alcanzó a sacar su pistola, pero un balazo se la tumbó. No pocos condenaron el procedimiento. Además, esto dio lugar a que, una vez muerto, Zapata se convirtiera en el apóstol de la revolución y símbolo de los campesinos desposeídos. El movimiento continuó, aunque ya con menos intensidad, y los zapatistas acordaron nombrar a Gildardo Magaña Cerda jefe del Ejército Libertador del Sur. Él sería el último, pues casi un año después, los antiguos compañeros de Zapata se integrarían al gobierno aguaprietista, aunque algunos de ellos serían asesinados por el mismo gobierno.
Entre la gente común del estado de Morelos, que se negaba a dar crédito a la muerte de Zapata, circulaba la creencia de que no era su caudillo el que había sido asesinado por Guajardo. Se decía que le hacía falta un lunar, que si Zapata era más alto o más moreno. Se decía que no era posible que, si Zapata había escapado a tantas emboscadas y siempre había tenido tan buen olfato para los engaños, hubiera caído de esta manera. Se decía que Zapata había mandado en su lugar a uno de sus compadres, con quien compartía un gran parecido. Desgraciadamente la identificación del cadáver de Zapata por parte de antiguos compañeros de armas y gente cercana fue contundente: el cadáver correspondía al caudillo del sur.
Las leyendas llevaron a Zapata hasta el Lejano Oriente, donde un compadre árabe le habría ofrecido protección; según esa leyenda, Zapata se había embarcado en Acapulco para huir a Arabia. Otros más aseguraban que en las noches de luna, se le podía ver cabalgando cerca de Anenecuilco, el sitio de su nacimiento. También allí ubicaban, décadas después, a un anciano encerrado en una casa, que aseguraban era Zapata. Un corrido escrito en esos días da una idea de esta situación:
Su cuerpo al fin sepultaron
llenos de júbilo y gozo
y muchos, muchos lloraron
por sus culpas y reposo.

Pero su alma persevera
en su ideal libertador
y su horrible calavera
anda en penas, ¡oh terror!

Por las orillas de Cuautla
flota una horrible bandera,
que empuña la calavera
del aguerrido Zapata.

Tal constancia a todos pasma;
de la noche en las negruras,
se ve vagar su fantasma
por los montes y llanuras.

Se oyen sonar sus espuelas,
sus horribles maldiciones
y, rechinando las muelas,
cree llevar grandes legiones.

Extiende la yerta mano
y su vista se dilata...
¡Recorre el campo suriano
el espectro de Zapata!

Fragmento del Corrido del Espectro de Zapata, anónimo.
Los seguidores de Emiliano Zapata reciben desde entonces el nombre genérico de zapatistas, aunque es muy importante hacer la distinción entre los zapatistas de tiempos de la Revolución Mexicana y los actuales neozapatistas del sur de México.
Hace algún tiempo, se publicó un texto que cuestiona la versión oficial de la muerte de Zapata en la Hacienda de Chinameca.4 Hasta la fecha no ha habido una respuesta pública, con argumentos, ni siquiera de historiadores profesionales, que refute este cuestionamiento a la versión oficial.
Zapata es el autor de la famosa frase «Es mejor morir de pie que vivir toda una vida arrodillado». Dolores Ibárruri, «La Pasionaria», ciertamente la popularizó.
Museos
Se ha implementado en los últimos años la llamada "Ruta de Zapata" un proyecto turístico para conocer más de la historia del caudillo revolucionario.
Ruta de Zapata
1.   Cuautla : En este lugar se puede visitar la antigua estación de ferrocarril que sirviera de cuartel zapatista, el palacio municipal donde fuera velado su cadáver, la plazuela del sur donde descansan sus restos debajo de una estatua en su honor, la máquina 279 que sirviera durante la época revolucionaria.
2.   Anenecuilco: cuenta con la casa museo Zapata, museo innovador, que cuenta con el cuarto donde naciera Don Emiliano Zapata
3.   Chinameca: restos del Casco de la ex-hacienda donde fuera acribillado, cuenta con un museo con fotografías.
4.   Tlaltizapán: donde está ubicado el Museo Cuartel Zapatista, también se encuentra el mausoleo a Emiliano Zapata Salazar.