domingo, 30 de marzo de 2014

Batalla del 30 de Marzo


Batalla del 30 de Marzo
Fecha
30 de marzo de 1844
Lugar
Resultado
Victoria dominicana
Beligerantes
Comandantes
Bandera de Haití. Jean-Louis Pierrot
Bandera de Haití. Gral. St.-Louis
Fuerzas en combate
400 regulares: francomacorisanos
Se desconoce
Cronología
Anterior: Batalla del 19 de marzo
Batalla del 30 de Marzo
Posterior: Batalla de El Memiso
La Batalla del 30 de Marzo o Batalla de Santiago fue la segunda batalla posterior a la Guerra de la Independencia Dominicana y se libró el 30 de marzo de 1844, en Santiago. En esta batalla, el general José María Imbert] al mando de una parte del ejército del norte, derrotó al general Jean-Louis Pierrot, quien comandaba las tropas del ejército haitiano en una relación numérica superior a su favor.
Historial
Después de haber sido derrotados en la Batalla del 19 de marzo primera batalla después de la independencia dominicana, los haitianos volvieron a invadir la recién creada nación.
Antes de iniciar la batalla en Santiago, los dominicanos se aprestaron a realizar preparativos consistentes en obtener dinero para la compra de armas. Con la asistencia de Ramón Matías Mella y Pedro de Mena, se lograron donativos de muchas personas pudientes deSanto Domingo. En Santiago, personajes como Ciprián MallolJuan Luis BidóRamón Bidó y otros dominicanos también se unieron a la causa.
Comenzaron a llegar refuerzos a Santiago desde Baní al mando del coronel Ramón Santana. El General Francisco Antonio Salcedo avanzó hasta Talanquera y Escalante, con el propósito de contener el avance militar haitiano hacia Santiago. Este militar estableció su cuartel general en Escalante, cerca de GuayubínMontecristi. Las tropas de Pierrot avanzaron rápidamente y éste tomó a Dajabón el 23 de marzo de 1844.
El 27 de marzo de 1844, el general y comandante de operaciones en Santiago José María Imbert fue llamado por la Gobierno dominicano, con el propósito de que organizara el contraataque a los haitianos.
Imbert atrincheró la ciudad, construyó fosos y tomó precauciones importantes para ganar una batalla. Se hizo acompañar de los oficiales Pedro, Achille Michel, Ángel ReyesRamón Franco BidóJosé Nicolás Gómez, Fernando Valerio López, José M. López, Lorenzo Mieses, Dionisio Mieses, Toribio Ramírez, Marcos Trinidad López, entre otros.
El 27 de marzo, el General haitiano Pierrot dividió sus tropas. Se acercó a la ciudad de Santiago de los Caballeros con más de 2,000 soldados en cada columna. Antes del amanecer, las tropas invasoras se atrincheraron en Gurabito. Después de haber cruzado el río Yaque del Norte y de atrincherarse, el ala derecha se dirigió hacia el camino de La Herradura.
El 30 de marzo, los haitianos atacaron y fueron embestidos por el general José María Imbert en el fuerte Dios, Patria y Libertad frente a la sabana de Santiago de los Caballeros. Los haitianos contraatacaron y fueron rechazados por la artillería dominicana y la fusilería de Fernando Valerio. El ejército haitiano lanzó un ataque desesperado y fue vencido con los cañones del fuerte Dios, Patria y Libertad y por la infantería de Fernando Valerio López. El ejército de Jean-Louis Pierrot se vio obligado a retroceder, dándole la victoria al ejército dominicano liderado por José María Imbert.




 La idea de Duarte y sus seguidores de que la República Dominicana se bastaba sola para defenderse de la horda haitiana sin necesidad de sacrificar parte de su territorio para obtener protección extranjera fue confirmada el 30 de marzo de 1844 en Santiago de los caballeros.
A la cabeza de un ejército de 10,000 hombres el general Pierrot se abalanzo contra Santiago de los caballeros, en la cual no se encontraba el jefe de la plaza, General Ramón Mella, por haberse dirigido a san José de las matas en compañía del general Pedro Ramón de Mena y del capitán José Desiderio Valverde con el propósito de reclutar tropas.
Se hizo cargo de la defensa el general José María Imbert, quien había sido el jefe independentista en Moca. En su apresurado plan de defensa, fortifico y acondiciono tres fuertes naturales que se bautizaron: Dios, Patria y Libertad.
A las 12 de la tarde del 30 de marzo de 1844, inicio Pierrot el ataque a Santiago. El general Imbert contaba con el asesoramiento del general Pelletier y del comandante Achille Michell. Así dirigidos, los dominicanos castigaron duramente a los invasores, los cuales a pesar de numerosas y resueltas acometidas no lograron penetrar en las fortificaciones defendidas por fuertes andanadas de artillería y cerradas descargas de fusil.
Las bajas haitianas eran tan considerables que el general Pierrot pidió una tregua para recoger muertos y heridos y para parlamentar con los dominicanos. El general Pelletier y varios oficiales dominicanos bajaron a entrevistarse con Pierrot, poniéndole en conocimiento que según un impreso proveniente de la junta gubernamental de Santo Domingo, el presidente Charles Herard había perecido en la batalla de Azua. Esto despertó en Pierrot la ambición de apoderarse del gobierno de Haití y decidió retirarse del campo, abandonando pertrechos y heridos.
Cabe al general Imbert la gloria de este triunfo, ya que fue él quien organizo y unifico la defensa. Las batallas del 19 y 30 de marzo tienen algo en común y que las destaca, esto es que a estas batallas se les otorgo el nombre de la fecha en que ocurrieron y no del lugar.





martes, 25 de marzo de 2014

34 Aniversario asesinato de Monseñor Óscar Arnulfo Romero y Galdámez

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Óscar Arnulfo Romero
(Óscar Arnulfo Romero y Galdames; Ciudad Barrios, 1915 - San Salvador, 1980) Arzobispo salvadoreño. Formado en Roma, inició su carrera eclesiástica como párroco de gran actividad pastoral, aunque opuesto a las nuevas disposiciones del Concilio Vaticano II. En 1970 fue nombrado obispo auxiliar de El Salvador, y en 1974 obispo de Santiago de María.
En esta sede comenzó a aproximarse a la difícil situación política de su país, donde desde hacía décadas gobernaba el Ejército. Se implicó de lleno en la cuestión una vez nombrado arzobispo de El Salvador en 1977. Sus reiteradas denuncias de la violencia militar y revolucionaria, que llegaba hasta el asesinato de sacerdotes, le dieron un importante prestigio internacional. Ello no impidió que, al día siguiente de pronunciar una homilía en que pedía a los soldados no matar, fuese asesinado a tiros en el altar de su catedral.


Era hijo de Santos Romero y Guadalupe Galdámez, ambos mestizos; su padre fue de profesión telegrafista. Estudió primero con claretianos, y luego ingresó muy joven en el Seminario Menor de San Miguel, capital del departamento homónimo. De allí pasó en 1937 al Colegio Pío Latino Americano de Roma, donde se formó con jesuitas. En Roma, aunque no llegó a licenciarse en Teología, se ordenó sacerdote (1942).
El año siguiente, una vez vuelto a El Salvador, fue nombrado párroco del pequeño lugar de Anamorós (departamento de La Unión), y luego párroco de la iglesia de Santo Domingo y encargado de la iglesia de San Francisco (diócesis de San Miguel). Trabajador y tradicionalista, solía dedicarse a atender a pobres y niños huérfanos. En 1967 fue nombrado Secretario de la Conferencia Episcopal de El Salvador (CEDES), estableciendo su despacho en el Seminario de San José de la Montaña que, dirigido por jesuitas, era sede de la CEDES. Tres años después el papa Pablo VI lo ordenó obispo auxiliar de El Salvador.
Crítico por entonces de las nuevas vías abiertas por el Concilio Vaticano II (1962-1965), no tuvo buenas relaciones con el arzobispo Chávez y González, ni tampoco con un segundo obispo auxiliar, Arturo Rivera y Damas. Movido por aquella postura, cambió la línea del semanario Orientación (que desde entonces disminuyó notablemente su difusión). También atacó, sin demasiado efecto, al Externado de San José y a la Universidad Centroamericana (UCA), instituciones educativas dirigidas por jesuitas y, finalmente, a los propios jesuitas, contribuyendo a apartarlos en 1972 de la formación de seminaristas (sustituidos por sacerdotes diocesanos y nombrado él mismo Rector, el Seminario debió cerrar medio año después).
A pesar de esta serie de fracasos, gozaba del apoyo del Nuncio Apostólico de Roma, y fue nombrado obispo de Santiago de María en 1974. De gran dedicación pastoral, promovió asociaciones y movimientos espirituales, predicaba todos los domingos en la catedral, y visitaba a los campesinos más pobres. Bien visto por ello entre los sacerdotes de su diócesis, se le reprochó cierta falta de organización y de individualismo. En 1975, el asesinato de varios campesinos (que regresaban de un acto religioso) por la Guardia Nacional le hizo atender por primera vez a la grave situación política del país.
Así, cuando el 8 de febrero de 1977 fue designado arzobispo de El Salvador, las sucesivas expulsiones y muertes de sacerdotes y laicos (especialmente la del sacerdote Rutilio Grande) lo convencieron de la inicuidad del gobierno militar del coronel Arturo Armando Molina. Monseñor Romero pidió al Presidente una investigación, excomulgó a los culpables, celebró una misa única el 20 de marzo (asistieron cien mil personas) y decidió no acudir a ninguna reunión con el Gobierno hasta que no se aclarase el asesinato (así lo hizo en la toma de posesión del presidente Carlos Humberto Romero del 2 de julio). Asimismo, promovió la creación de un "Comité Permanente para velar por la situación de los derechos humanos".
El Nuncio le llamó al orden, pero él marchó en abril a Roma para informar al Papa, que se mostró favorable. En El Salvador, el Presidente Romero endureció la represión contra la Iglesia (acusaciones a los jesuitas, nuevas expulsiones y asesinatos, atentados y amenazas de cierre a medios de comunicación eclesiásticos). En sus homilías dominicales en la catedral y en sus frecuentes visitas a distintas poblaciones, Monseñor Romero condenó repetidamente los violentos atropellos a la Iglesia y a la sociedad salvadoreña.
En junio de 1978 volvió a Roma y, como la vez anterior, fue reconvenido por algunos cardenales y apoyado por Pablo VI. Continuó, pues, con idéntica actitud de denuncia, ganándose la animadversión del gobierno salvadoreño y la admiración internacional. La Universidad de Georgetown (EE.UU.) y la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) le concedieron el doctorado honoris causa (1978 y 1980 respectivamente), algunos miembros del Parlamento británico le propusieron para el Premio Nobel de la Paz de 1979, y recibió en 1980 el "Premio Paz", de manos de la luterana Acción Ecuménica de Suecia.
Aunque no hay certezas al respecto, se ha afirmado que el 8 de octubre de 1979 recibió la visita de los coroneles Adolfo Arnoldo Majano Ramos y Jaime Abdul Gutiérrez, quienes le comunicaron (también al embajador de Estados Unidos) su intención de dar un golpe de estado sin derramamiento de sangre; llevado a efecto el 15 de octubre, Monseñor Romero dio públicamente su apoyo al mismo, dado que prometía acabar con la injusticia anterior. En enero de 1980 hizo otra visita más a Roma (la última había sido en mayo de 1979), ahora recibido por Juan Pablo II, que le escuchó largamente y le animó a continuar con su labor pacificadora.
Insatisfecho por la actuación de la nueva Junta de Gobierno, intensificó los llamamientos a todas las fuerzas políticas, económicas y sociales del país, la Junta y el ejército, los propietarios, las organizaciones populares, sus sacerdotes e incluso a los grupos terroristas; para colaborar en la reconstrucción de El Salvador y organizar un sistema verdaderamente democrático. El 17 de febrero de 1980 escribió una larga carta al presidente estadounidense Jimmy Carter, pidiéndole que cancelase toda ayuda militar, pues fortalecía un poder opresor.
Finalmente, el 23 de marzo, Domingo de Ramos, pronunció en la catedral una valiente homilía dirigida al Ejército y la Policía. Al día siguiente, hacia las seis y media de la tarde, durante la celebración de una misa en la capilla del Hospital de la Divina Providencia, fue asesinado en el mismo altar por un francotirador. Se atribuyó el crimen a grupos de ultraderecha, afirmándose que la orden de disparar habría sido dada por el antiguo Mayor Roberto D'Aubuisson (uno de los fundadores, posteriormente, del partido Alianza Republicana Nacionalista, ARENA); sin embargo, no se detuvo a nadie y todavía en la actualidad permanecen sin identificación y castigo los culpables.

Óscar Romero
Monseñor Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, conocido como Monseñor Romero y popularmente como San Romero de América, fue un prelado católico salvadoreño que nació en Ciudad Barrios, El Salvador, el 15 de agosto de 1917, y murió asesinado en San Salvador, el 24 de marzo de 1980.
Arzobispo de San Salvador desde 1977 hasta el momento de su asesinato, defendió los derechos humanos y la justicia social y denunció los crímenes del régimen militar que imperaba en El Salvador.
Citas de Monseñor Oscar Arnulfo Romero
·         "He sido frecuentemente amenazado de muerte. Debo decirle que, como cristiano, no creo en la muerte sin resurrección: Si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño." (en una entrevista concedida al periodista mexicano José Calderón Salazar, corresponsal del Diario Excelsior en Guatemala, 2 semanas antes de su muerte)
·         "El martirio es una gracia de Dios que no creo merecer. Pero si Dios acepta el sacrificio de mi vida, que mi sangre sea la semilla de libertad y la señal de que la esperanza será pronto una realidad." (ibid.)
·         "Puede usted decir si llegasen a matarme que perdono y bendigo a quienes lo hagan. Ojalá si, se convencieran que perderán su tiempo. Un Obispo morirá pero la Iglesia de Dios, que es el pueblo, no perecerá jamás." (ibid.)
·         "La justicia es igual a las serpientes. Sólo muerden a los que están descalzos"
Extractos de sus homilías dominicales.
·         "Yo quisiera hacer un llamamiento, de manera especial, a los hombres del ejército. Y en concreto, a las bases de la Guardia Nacional, de la policía, de los cuarteles... Hermanos, son de nuestro mismo pueblo. Matan a sus mismos hermanos campesinos. Y ante una orden de matar que dé un hombre, debe prevalecer la ley de Dios que dice: "No matar". Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la Ley de Dios. Una ley inmoral, nadie tiene que cumplirla. Ya es tiempo de que recuperen su conciencia, y que obedezcan antes a su conciencia que a la orden del pecado. La Iglesia, defensora de los derechos de Dios, de la Ley de Dios, de la dignidad humana, de la persona, no puede quedarse callada ante tanta abominación. En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: Cese la represión". (Homilía dominical, 23 de marzo de 1980)
·         "La misión de la Iglesia es identificarse con los pobres... así la Iglesia encuentra su salvación." (Homilía dominical, 11 de noviembre de 1977)
·         "Estas desigualdades injustas, estas masas de miseria que claman al cielo, son un antisigno de nuestro cristianismo. Están diciendo ante Dios que creemos más en las cosas de la tierra que en la alianza de amor que hemos firmado con Él, y que por alianza con Dios todos los hombres debemos sentirnos hermanos... El hombre es tanto más hijo de Dios cuanto más hermano se hace de los hombres, y es menos hijo de Dios cuanto menos hermano se siente del prójimo" (Homilía 18 de septiembre de 1977)
·         "Hacemos un llamado a la cordura y la reflexión. Nuestro país no puede seguir así. Hay que superar la indiferencia entre muchos que se colocan como meros espectadores ante la terrible situación, sobre todo en el campo. Hay que combatir el egoísmo que se esconde en quienes no quieren ceder de lo suyo para que alcance a los demás. Hay que volver a encontrar la profunda verdad evangélica de que debemos servir a las mayorías pobres" (Homilía dominical, 2 de abril de 1978)
·         "Aquí nos está dando Cristo la respuesta a una calumnia que se oye muy frecuente: ¿Por qué la Iglesia sólo le está predicando a los pobres? ¿Por qué la Iglesia de los pobres? ¿Que acaso los ricos no tenemos alma? Claro que sí y los amamos entrañablemente y deseamos que se salven, que no vayan a perecer aprisionados en su propia idolatría, les pedimos espiritualizarse, hacerse almas de pobres, sentir la necesidad, la angustia del necesitado" (Homilía dominical, 15 de octubre de 1978)
·         "¿Qué otra cosa es la riqueza cuando no se piensa en Dios? Un ídolo de oro, un becerro de oro. Y lo están adorando, se postran ante él, le ofrecen sacrificios. ¡Qué sacrificios enormes se hacen ante la idolatría del dinero! No sólo sacrificios, sino iniquidades. Se paga para matar. Se paga el pecado. Y se vende. Todo se comercializa. Todo es lícito ante el dinero"(Homilía dominical, 11 de septiembre de 1977)
·         "La justicia social no es tanto una ley que ordene distribuir; vista cristianamente es una actitud interna como la de Cristo, que siendo rico, se hace pobre para poder compartir con los pobres su amor. Espero que este llamado de la Iglesia no endurezca aún más el corazón de los oligarcas sino que los mueva a la conversión." (Homilía dominical, 24 de febrero de 1980)



miércoles, 19 de marzo de 2014

Batalla 19 de Marzo


La Batalla del 19 de marzo o Batalla de Azua fue la primera gran batalla en defensa de la independencia dominicana y se libró el 19 de marzo de 1844, en [[Azua de Compostela. Una fuerza de 2,200 tropas dominicanas, una parte del ejército del sur, dirigidas por el general Pedro Santana, derrotaron a una fuerza de 10,000 soldados del ejército haitiano encabezada por el generalSouffrand.
Los hechos que se produjeron durante la gesta del 19 de marzo. Luego de declarada la Independencia dominicana el Presidente haitiano Charles Hérald Ainé, organizó el ejército de ese país con 30,000 mil hombres con la finalidad de reprimir el movimiento independentista criollo.
Dicho ejército fue dividido en tres flancos para penetrar a la nación recién proclamada: el primero estaba al mando del General Pierret con 10,000 hombres que entrarían por el norte y tomar Santiago y Puerto Plata, el segundo dirigido por el propio Hérard, pretendía tomar Azua y San Juan de la Maguana, y el Tercero dirigido por Souffront debía entrar por Neyba.
La Batalla del 19 de marzo de 1844 se produjo en Azua con el enfrentamiento de las tropas dominicanas lideradas por el general Pedro Santana, y las Tropas Haitianas encabezadas por el Presidente haitiano Charles Hérald Ainé. Estas tropas implicó el inicio del afianzamiento de las ideas de independencia que se pusieron de manifiesto en el trabucazo del 27 de Febrero de 1844. Con la división del ejército haitiano Hérard pretendía unir la columna del sur con la del norte para atacar a Azua, pero las tropas dominicanas dirigidas por Fernando Taveras, Vicente Noble y Dionisio Reyes atacan las tropas del General Broum que estaban posicionadas en las Marías, desarrollándose el Primer combate en la Fuente de Rodeo.
Por otro lado, las tropas del General Suffrond, avanzan hacia Azua, enfrentándose en el Paso de la Hicotea con las Tropas dominicanas comandadas por Manuel Mora. Las tropas de Hérard pasan por los Jovillos persiguiendo a Luis Álvarez, pero las tropas dominicanas dirigidas por el General Lucas Díaz apostadas en el Paso de la Jura, atacaron al ejército haitiano.
Al entrar las tropas haitianas a San Juan son enfrentadas por Francisco Soñé, Lucas Díaz, Jean E. Ceara y José Del C. García, desalojándolas del río Jura. El mismo día 19 las tropas del jefe haitiano Tomás Héctor entran en Azua y la encuentran desierta, y el ataque es rechazado por los dominicanos. Los haitianos atacan por el camino de Los Conucos, a los dominicanos. Allí fueron enfrentados por Matías de Vargas, José Leger y Feliciano Martínez.
En la comunidad El Barro el ejército haitiano se enfrenta a las tropas de Duvergé, y luego son enfrentados por Nicolás Mañón en el Cerro de Resolí. El ataque provocó la huída de los invasores de nuevo hacia el río Jura. El día 19 las tropas dominicanas se retiran a Sabana Buey.
Las tropas de Souffront son detenidas en La Hicotea; reinician su marcha de nuevo al día 20 para unirse a las tropas de Herrad. Esta memorable batalla, se inició a las 7:30 de la mañana.
¿Cómo estaba organizado el ejército Dominicano en la batalla del 19 de marzo? El 19 de Marzo las tropas dominicanas estaban posicionadas en puntos estratégicos en la ciudad de Azua. Estaban conformadas por 2,500 soldados, entre los que se encontraban hateros y monteros, que formaban el ejército de Pedro Santana. Entre estos soldados se encontraban jóvenes azuanos que habían sido entrenados por Antonio Duvergé y Francisco Soñé.
Las tropas criollas estaban repartidas entre El Camino del Barro, donde se encontraba la fusilería azuana comandada por el capitán Vicente Noble; en La Loma de Resolí, 200 hombres al mando de Nicolás Mañón; en el centro de la villa se encontraban dos cañones, uno manejado por Francisco Soñé y otro por José del Carmen García. Camino a Los Conucos y Las Clavelinas se encontraba una fuerza de artillería comandada por Matías de Vargas, José Leger y Federico Martínez. El 19 de Marzo en la mañana, el General Hérard organizaba su ejército con el fin de atacar a las tropas dominicanas, pero los dominicanos atacaron a los haitianos que avanzaban por El Camino de los Conucos.

Este ataque fue rechazado por el cañón de Francisco Soñé, la fusilería de Lucas Díaz, Jean E. Ceara y José Del C. García. Desalojando el río Jura, el mismo día 19 las tropas del jefe haitiano Tomás Héctor, entran en Azua y el ataque es rechazado por los dominicanos.






martes, 18 de marzo de 2014

39 Aniversario Asesinato de Orlando Martínez Howley


                              ¿POR QUE NO DR BALAGUER?


Señor Presidente de la República, ya que usted impide que un artista del prestigio y la calidad moral de Silvano Lora viva en su Patria, ya que dejar en el extranjero a dominicanos le produce placer o ganancias politiqueras, me voy a permitir hacerles algunas recomendaciones. Espero que sobre todo medite la última. Como Usted ha dicho que en este gobierno, y parece ser cierto, la corrupción sólo se detiene en la puerta de su oficina, ¿Porqué no saca de la República Dominicana a todos esos corruptos? Como aquí existe una galopante inflación de delincuentes sin uniformar y,según usted, también uniformados, ¿porqué no les ordena a los calieses del régimen que los apresen y los metan en un avión? ¿Porqué no les dice a los genízaros que prestan servicio en el aeropuerto que apresen no a los que traen cigarrillos de marihuana, sino a los pejes gordos del tráfico de drogas? ¿Porqué no manda al exilio a los que reciben comisiones para negociar contratos que entregan nuestras riquezas a las compañías multinacionales? ¿Porqué no instala en un barco a los latifundistas, a los que están negados a que este país salga del subdesarrollo y de la situación de miseria colectiva que lo acompaña? ¿Porqué no entra en ese mismo barco a quienes en la ciudad son el soporte ideológico de esos terratenientes? Y también a quienes son el sostén armado, los que dan palos, apresan y torturan campesinos que luchan por sus derechos. Como Usted es enllave de los norteamericanos, ¿porqué no le solicita un portaaviones para enviar al lugar que fuese a los numerosos calieses que viven del trabajo del pueblo? En caso de que su amistad con los Estados Unidos sea más estrecha de lo que sospechamos, ¿Porqué no le pide al Pentágono un cohete último modelo con el objetivo científico de crear una colonia de calieses en la luna? ¿Porqué no desaparece de la vista de los dominicanos honrados, que son la mayoría, a todos los vagos que en este gobierno cobran sin trabajar? ¿Porqué, tómelo en cuenta, no deposita en un cómodo asiento de primera a los funcionarios irresponsables que se las dan de Fouché contemporáneos y a la hora de la responsabilidad no dan la cara? Y mi recomendación final: Si es inevitable que esta situación continúe, si es imposible evitar actos indignantes y miserables como el que presencié el domingo en el aeropuerto, ¿porqué, doctor Balaguer, no se decide Usted a subirse en el avión o el barco y desaparece definitivamente de este país junto a todos los anteriormente mencionados? ..Orlando Martínez Howley.




Testimonio de NARCISO ISA CONDE sobre el asesinato de Orlando Martínez
                                                       
Orlando Martínez Howley, brillante periodista y militante revolucionario ejemplar fue asesinado el 17 de marzo de 1975, aproximadamente a las 7:00pm.
Se trató de un crimen político con características de asesinato de Estado, planeado y ejecutado (en un periodo de ejercicio del terror político), desde las altas esferas policiales-militares del régimen balaguerista de los doce años 1966-1978
El grupo del poder que lo asesinó fue denunciado a tiempo y un persistente esfuerzo de acusación logró mantener abierto el proceso de sanción judicial, pero solo en el año 1997 pudo ponerse en marcha el expediente y apresarse a una parte de sus asesinos.
La impunidad total prevaleció durante 22 años. La acción judicial en los años posteriores ha sido lenta, parcial y tortuosa; limitada a los autores directos, materiales, del crimen.
Los autores intelectuales siguen fuera del expediente, a pesar del constante reclamo popular para que se les encause.
Ahora el proceso está en otra Corte de Apelación, la de San Pedro e Macorís, después que la Suprema Corte de Justicia anulara la sentencia amañada de la Corte de Apelación de Santo Domingo, a través de la cual se  intentó reducirle la condena de 30 años de prisión dictada en primera instancia.
El próximo 11 de abril otra vez se debatirá el fondo de la acusación y me toca de nuevo comparecer como testigo. He aquí la síntesis de lo que he venido exponiendo a todo lo largo de este prolongado, pero trascendente proceso.
Un Asesinato de estado
Todos ustedes saben de mis vínculos de camaradería, hermandad y amistad con Orlando Martínez Howley. Las grandes afinidades morales, político-teóricas y humanas que nos unieron para siempre, desde nuestra militancia común en el movimiento estudiantil de izquierda “Fragua” y en el seno del Partido Comunista Dominicano, son muy conocidas
Orlando fue un estudiante, un militante revolucionario, un ser humano y un comunicador social, verdaderamente ejemplar. De un gran talento e inmensa bondad.
Su militancia revolucionaria, sus valiosos escritos y su ejercicio periodístico, los dedicó a enfrentar -con un despliegue de valor admirable- la represión, las torturas, las injusticias sociales, el saqueo de las corporaciones extranjeras, la perversidad política, el entreguismo al poder imperialista de los EEUU, el terrorismo de Estado aquí y mas allá de nuestras fronteras; defendiendo siempre a los (as) explotados (as), desposeídos (as), excluidos (as), reprimidos (as) y discriminados.
Sus enemigos eran, en consecuencia fácilmente inidentificables, y quienes dentro de ellos se propusieron matarlo, tampoco resultaron difíciles de detectar: estaban ubicados en la cúpula del poder militar, policial y político, en estrecha relación con los sectores, poderosos, con las corporaciones transnacionales y con los enclaves de inteligencia y asesoría militar de los EEUU (Estación Dominicana de la CIA, Cuerpo de Asesores Militares-MAAG, Embajada de los EEUU en el país).
Se trataba de los mismos que dirigieron la maquinaria de terror en los días de la post-guerra de abril y durante los doce años del régimen de Balaguer.
Orlando lo sindicó como los “generales de horca y cuchillo”, refiriéndose sobre todo al grupo que encabezaba el entonces general Enrique Pérez y Pérez junto a los generales Salvador Lluberes Montás, Ramón Emilio Jiménez hijo y otros jerarcas militares; todos vinculados a la CIA, al MAAG y a los grupos terroristas de la mafia cubano-americana de Miami; todos cavernariamente anticomunistas.
A ese grupo pertenecieron también el Coronel Ernesto Cruz Brea, encargado de inteligencia, el mayor Pou Castro, jefe de operaciones de grupos de acción y el coronel Isidoro Martínez (conocido cómo “La Caja”) ya fallecido.
Utilizaban para sus fechorías a otros miembros activos de la Policía Nacional, el Ejército, la Marina, la Fuerza Aérea y sus órganos de seguridad, como también a miembros civiles de las tristemente célebre Banda Reeleccionista y Anticomunista (organismo para-militar)
A Cruz Brea, en su columna Microscopio, el propio Orlando Martínez se refirió como el oficial encargado de coleccionar sus escritos y de darle seguimiento para estimular el crimen. Incluso señaló que si algo le pasara, si era asesinado, solicitaba que ese coronel fuera investigado; siempre estableciendo los vínculos de este señor con el grupo de Pérez y Pérez.
Y justamente la primera amenaza escrita recibida por Orlando, fue a raíz de su valiente denuncia sobre las circunstancias rodeaban al asesinato del periodista Gregorio García Castro y el proceso de investigación del mismo.
Ese crimen precisamente se produjo en 1973 siendo Cruz Brea Jefe de la Policía Nacional y lo ejecutaron agentes del Servicio Secreto a su servicio.
Gregorio García Castro tenía vínculos de amistad con el general Neit Nivas Seijas, quien encabezaba un grupo muy corrupto, pero enfrentado el grupo de Pérez y Pérez.
A raíz de ese hecho, Orlando denunció con todos sus detalles el encontronazo entre Nivas Seijas y Cruz Brea en el Palacio Nacional y dio pistas sobre sus verdugos, lo que determinó la referida amenaza de muerte en su contra; la cual como es lógico movió diversos reacciones de solidaridad y protección, y detuvo temporal a los sicarios de Pérez y Pérez y Cruz Brea.
La intención de todas maneras se mantuvo viva y fue más tarde, a raíz de aquel artículo titulado “¿Por qué no doctor Balaguer?”, publicado en El Nacional de Ahora el 25 de febrero de 1975, cuando se reactivó persistentemente el operativo para matarlo.
En ese artículo, lleno de indignación por el atropello de que había sido víctima el gran pintor revolucionario Silvano Lora en ocasión de su deportación en el Aeropuerto las Américas, Orlando exhortó a Balaguer a subirse en un avión y largarse del país, junto todos sus funcionarios corruptos, calieses y asesinos.
El mismo fue usado de inmediato como punto de partida para el nuevo operativo criminal. El coronel Cruz Brea, además de distribuirlo entre los “generales de horca y cuchillo”, se lo llevó personalmente a Balaguer planteándole que ya eso “no se podía permitir”. Y Balaguer no lo detuvo, lo que se tradujo en luz verde para el atentado. (Esta información nos la suministró el señor Ortega Oller, cuñado del general Ramón Emilio Jiménez hijo.)
La reunión del Estado mayor con esos fines no tardó en producirse: el 8 de marzo de 1975 se encontraron en la Secretaria de las Fuerzas Armadas los generales Jiménez, Pérez y Pérez, Lluberes Montás y Logroño Contín (fallecido), el primero Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas y los otros jefes de Estado Mayor del Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina de Guerra respectivamente.
El encargado de dar las instrucciones a Pou Castro para que montara el equipo criminal, junto al coronel Isidoro Martínez de la FAD, fue el general Lluberes Montás. Así lo ha confesado Pou Castro en los interrogatorios publicados.
En vista de la necesidad de reforzar el operativo y específicamente de incorporar a ese Staff a Mariano Cabrera Durán, experto tirador, se le solicitó al general Jiménez hijo que instruyera al jefe del J2 de las FFAA, coronel Abreu Rodríguez, para esa selección, dado que este sicario estaba asignado a ese organismo. Esa instrucción también fue dada personalmente por el general Ramón Emilio Jiménez hijo y eso consta en uno de los interrogatorios a Pou Castro.
Esos hechos y esas confesiones dejan bien claro que se trató de un asesinato de Estado, consultado con el presidente de la República, decidido en Estado Mayor de las FFAA y ejecutado por dos grupos: uno de contención dirigido por el coronel Isidoro Martínez y otro encargado de la acción directa,de la ejecución del crimen, comandado por el   entonces Mayor, hoy general retirado, Joaquín Pou Castro (alias Ñoño).
El día escogido fue el 17 de marzo de 1975 y los detalles del seguimiento y de la operación constan en el expediente acusatorio. En la labor de rastreo participó el coronel Sánchez Guzmán, asignado a la escolta del canciller Víctor Gómez Bergés. Sánchez Guzmán murió posteriormente en un extraño y sospechoso accidente automovilístico.
Sobre todo esto debo decir lo siguiente:
  • Orlando Martínez me informó previamente que el entonces canciller Víctor Gómez Bergés, vecino de él y compañero de partido de una de sus primas (la que posibilitó la relación con Gómez Bergés), le había presentado y ponderado positivamente un oficial que prestaba servicio en la Cancillería. No tengo claro si se trató de Sánchez Guzmán o de Pou Castro, quien también estaba asignado a  la CancilleríaOrlando y quien esto escribe desconocíamos entonces la trayectoria criminal de esos dos oficiales       

  • Días ante del asesinato, Orlando me comunicó confidencialmente que Víctor Gómez Bergés lo había llamado para informarles que ya estaba montando un operativo militar para asesinarlo y que la única forma en que podía salvarse era si abandonaba el país, a lo que él se resistía con toda razón, dado que en su caso implicaba aceptar la autocensura, dejar su trabajo y separarse de su familia, especialmente de su madre que no estaba bien de salud.

lunes, 10 de marzo de 2014

Sépanlo, el 8 de marzo es un día para la reivindicación de los derechos de la MUJER





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Jéssica Murillo Ávila
Hoy es el Día Internacional de la mujer. Durante la jornada de hoy muchas personas se apresuran a enviar mensajes de felicitaciones para las mujeres. ¿Por qué? ¿Por ser mujer? Hoy no es un día de celebración, ni mucho menos de felicitación. Lo es de conmemoración y reivindicación. No celebramos ser mujeres, no somos mejores ni peores que los hombres como para tener un día en el que tengan que felicitarnos por nuestro sexo femenino. Entonces, ¿qué conmemoramos? La lucha de los Derechos Humanos de las mujeres y la reivindicación de una igualdad real.
El origen del día de la mujer tiene muchas interpretaciones. Algunas personas, lo remontan al 8 de marzo de 1857, cuando un grupo de obreras textiles tomó la decisión de salir a las calles de Nueva York para protestar por las míseras condiciones en las que trabajaban. Distintos movimientos se sucedieron a partir de esa fecha. El 5 de marzo de 1908, también en Nueva York, un grupo de mujeres que trabajaban en la fábrica de Sirtwoot Cotton, organizaron una huelga para reivindicar la igualdad salarial, la disminución de la jornada laboral a 10 horas y un tiempo para poder dar de mamar a sus hijos e hijas. El dueño no aceptó la huelga y las obreras ocuparon la fábrica. El jefe cerró las puertas y prendió fuego muriendo abrasadas las 129 trabajadoras que había dentro.
Estas historias no son del todo ciertas en cuanto a fechas y lugares. Como es habitual, durante mucho tiempo la memoria de las mujeres ha sido silenciada. Fruto de ello, las referencias sobre el origen de la celebración del 8 de marzo están equivocadas debido a la manipulación de querer ocultar la verdadera procedencia de esta conmemoración. En relación al incendio, basta con mirar el calendario para darse cuenta que el 8 de marzo de 1908 era domingo, un día nada apropiado para declararse en huelga. Sí que hubo un incendio, pero fue el 25 de marzo de 1911, seis días después de la primera celebración del Día Internacional de la Mujer. El fuego se produjo en la fábrica de Triangle Shirtwaist Company (EE.UU). En ella murieron muchas mujeres, la mayoría chicas inmigrantes de entre 17 y 24 años. Fue la primera huelga llevada exclusivamente por mujeres en demanda de mejoras  laborales, hecho que fue recordado en celebraciones posteriores.
En cuanto a la manifestación, no fue en marzo de 1857, sino el 27 de septiembre de 1909 cuando los empleados y empleadas del textil hicieron una huelga de trece semanas (hasta el 15 de febrero de 1910) en la que se reivindicaban mejoras laborales. Algunas historiadoras como Liliane Kandel y François Picq afirman que el mito de la manifestación en el año 1857 fue creado en 1955 para eliminar el carácter comunista que más tarde adquiriría el Día Internacional de la Mujer.
El verdadero origen de este día, se remonta a agosto de 1910, durante la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Trabajadoras celebrada en Copenhague (Dinamarca). La propuesta vino de la mano de Clara Zetkin, líder del movimiento alemán de mujeres socialistas. Zatkin se inspiró en el “Women’s Day” que las mujeres estadounidenses celebraban el último domingo de febrero desde 1908 y cuya finalidad era la reivindicación del derecho al voto para las mujeres (hasta el 1920 no fue otorgado a las mujeres este derecho). Más de cien mujeres aprobaron declarar el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora. El objetivo era promover la lucha por el derecho al voto femenino, sin ningún tipo de restricción basada en el nivel de riqueza, propiedades o educación. También el derecho a ocupar cargos públicos, a trabajar, a la enseñanza vocacional y el fin de la discriminación en el trabajo. A partir de entonces, se colocó en la agenda internacional los derechos de las mujeres trabajadoras.

Actualmente, hablamos del Día Internacional de la Mujer para rendir homenaje a todas ellas y seguir reivindicando una igualdad realmente hombres y mujeres. Aun queda mucho por conseguir. Hoy recordamos el largo camino que han hecho nuestras antepasadas por la lucha de los derechos en igualdad, y el que nos queda por andar a todos y a todas. Aun hoy, 603 millones de mujeres viven en países donde la violencia contra ellas no se considera delito. Más del 70% de las mujeres de todo el mundo han sufrido una experiencia física o sexual violenta, el 50% se cometen contra niñas menores de 16 años. Además, más de 60 millones de niñas de todo el mundo están casadas antes de los 18 años. Las mujeres y las niñas componen el 80% de las 800.000 personas que cada año son víctimas de trata, el 70% de ellas, con fines de explotación sexual. Asimismo, 140 millones de mujeres y niñas de todo el mundo han sido víctimas de la mutilación genital femenina. Mientras haya mujeres violadas, mutiladas, explotadas, traficadas, asesinadas o maltratadas por sus parejas, discriminadas y tratadas como inferiores, que cobran menos por igual trabajo, que son invisibles en la historia y en el lenguaje… el 8 de marzo seguirá siendo un día de lucha y toma de conciencia, no de celebraciones. Hoy no felicites a las mujeres, ¡¡Defiende sus derechos!!