lunes, 23 de noviembre de 2015

Carta de Claudio Caamaño al Pueblo Dominicano.





17 de noviembre de 2015.

Al Pueblo Dominicano.
 
 Mi postura con respecto a Juan Bosch no es coyuntural;  la tengo desde junio de 1969, cuando me reuní con Francisco Alberto Caamaño Deñó en Cuba por petición de su padre Fausto Caamaño mi tío,  y José Francisco Peña Gómez nuestro hermano de Guerra Patria e intimo amigo, para evitar que Caamaño regresara a su patria en guerrilla y ofrecerle la candidatura presidencial del Partido Revolucionario Dominicano en 1970,  no pude y me uní a él, y  conocí al detalle la traición de Bosch a Caamaño en 1967.
   El 14 de mayo de 1982, publique en El Nacional referencias a documentos enseñando de Bosch todas las verdades de sus traiciones a Caamaño, al pueblo y a la patria. Bosch no se atrevió a responder nunca. Lo que sí hizo fue tratar de impedir que se publicaran, con todas sus influencias y mañas, hasta presentarse con un grupo ante el director del Nacional Mario Virgilio Álvarez Dugan el 13 de mayo, exigiendo que no se publicara. El Nacional repitió íntegramente la publicación cuatro días después el 18 de mayo y nadie lo refutó.  He pagado para que sea repetida exactamente igual en el diario El Nacional el 17 de noviembre de 2015,  la publicación de tres páginas, que también pagué en mayo de 1982.
   No asumo esa postura hacia Bosch por asuntos personales, aunque tendría razones, porque por sus acciones asesinaron a la persona que más he querido en toda mi vida, a mi mejor amigo, al más grande héroe de la patria del siglo veinte: Presidente Francisco Alberto Caamaño Deñó. Asumo esta postura por  responsabilidad histórica ante el pueblo dominicano, porque es altamente dañino que se vea como un patriota a una persona que hizo tanto daño a nuestro país y a nuestra democracia, y por cuyas acciones y omisiones murieron miles de verdaderos patriotas.
   El ejemplo de Bosch constituye un peligro para nuestro país. Que lo presenten como el paradigma de lo que debe ser un buen político y ha sido la mayor desgracia de la democracia dominicana. Un ser mentiroso, traicionero, egoísta, maquinador y cobarde, no puede quedar en nuestra memoria histórica como un ejemplo a seguir. Su ineptitud   le ha costado a nuestro país un atraso político del cual aun no se recupera, dejó perecer la democracia dominicana por no asumir con valentía y determinación  el poder que el  pueblo depositó en él. Por su culpa fue el golpe de estado de 1963, por negarse a hacer los cambios necesarios  en las fuerzas armadas, y por su cobardía al momento del golpe, que trajo como consecuencia la represión, el colapso de la institucionalidad, y una sangrienta y abusiva invasión de todo tipo del imperio norteamericano. Por el servilismo con el invasor masacraron a miles de dominicanos de la zona norte de la ciudad de Santo Domingo, cuando nos ordenó desde Puerto Rico el primero de mayo de 1965, que permitiéramos un “corredor humanitario” a los militares invasores norteamericanos, que dividió en dos la ciudad e hizo vulnerable esa parte, la cual fue brutalmente desbastada: aun hoy se desconocen la cifras de los miles de patriotas que fueron vilmente asesinados y arrojados a ríos y fosas comunes.
   Desde 1967, año en que traiciona a Caamaño y al compromiso de ellos de enfrentar política y militarmente el régimen despótico de Joaquín Balaguer, impuesto por el gobierno norteamericano, y que según Bosch seria mantenido en el poder hasta su muerte, se convierte en un aliado secreto del presidente  Balaguer, propiciando la permanencia de este en el poder, con todas las consecuencias nefastas, en vidas y derechos que implicó para nuestra nación. Incluso en 1978, pretendió desconocer el triunfo del Presidente Antonio Guzmán, poniéndose abiertamente del  lado de Joaquín Balaguer.  En 1982 atacó al Presidente Salvador Jorge Blanco candidato triunfante en contra de Balaguer,  en 1986 propició el retorno de Balaguer a la presidencia en contra del Presidente Jacobo Majluta y en 1996, el Presidente Balaguer y Bosch hacen pública su alianza y consagran formalmente al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) como el heredero y continuador de la práctica política balaguerista: hasta el sol de hoy.
   Al principio del primer gobierno peledeista-reformista del doctor Leonel Fernández,  este me invitó al Palacio Nacional a través de su vicecanciller Minú Tavares Mirabal. El Presidente Fernández  me dijo que él necesitaba que el ingeniero Hamlet Hermann y yo formáramos parte de su gobierno para darle “profundidad moral”, a lo cual le respondí que no podía ser parte de un gobierno cuyo presidente del partido oficial Juan Bosch, era un traidor a Caamaño y al pueblo dominicano.
   Vemos como el PLD, su “obra maestra” se ha convertido en la máquina de corrupción y robos, sin castigo, más perfecta que ha existido en nuestro país. Han corrompido todas las instituciones estatales y destruido todos los servicios al pueblo dominicano. Como no les basta con los cientos de miles de millones que se apropian indebidamente del Presupuesto Nacional cada año,  hipotecan al máximo el presente y el futuro de la economía nacional con  múltiples préstamos.  No fruto de que se desviaron los ideales y enseñanzas de Bosch, sino más bien fruto de lo que aprendieron de él.  Bosch ponía su propia persona por delante de la patria, y ellos hacen lo mismo. Bosch lo hacía por asuntos de poder personal,  estos lo hacen por asunto de dinero, pero en esencia es lo mismo.
   Nunca he sido funcionario de ningún gobierno,  tampoco he aceptado los privilegios que estos me han ofrecido, que han sido muchos y cuantiosos. Difundo y defiendo la verdad histórica por amor y respeto al pueblo dominicano, como aprendimos el Presidente Francisco Alberto Caamaño Deñó y yo en la Gesta Patria de 1965.

Atentamente.
Claudio Caamaño Grullón
Ced. 001-1444684-2.
Cel. (809) 697-9590.
 ca


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