17 de noviembre de 2015.
Al Pueblo Dominicano.
Mi postura con respecto a Juan Bosch
no es coyuntural; la tengo desde junio
de 1969, cuando me reuní con Francisco Alberto Caamaño Deñó en Cuba por
petición de su padre Fausto Caamaño mi tío, y José Francisco Peña Gómez nuestro hermano de
Guerra Patria e intimo amigo, para evitar que Caamaño regresara a su patria en
guerrilla y ofrecerle la candidatura presidencial del Partido Revolucionario
Dominicano en 1970, no pude y me uní a
él, y conocí al detalle la traición de
Bosch a Caamaño en 1967.
El 14 de mayo de 1982,
publique en El Nacional referencias a documentos enseñando de Bosch todas las
verdades de sus traiciones a Caamaño, al pueblo y a la patria. Bosch no se
atrevió a responder nunca. Lo que sí hizo fue tratar de impedir que se publicaran,
con todas sus influencias y mañas, hasta presentarse con un grupo ante el
director del Nacional Mario Virgilio Álvarez Dugan el 13 de mayo, exigiendo que
no se publicara. El Nacional repitió íntegramente la publicación cuatro días
después el 18 de mayo y nadie lo refutó. He pagado para que sea repetida exactamente
igual en el diario El Nacional el 17 de noviembre de 2015, la publicación de tres páginas, que también
pagué en mayo de 1982.
No asumo esa postura hacia
Bosch por asuntos personales, aunque tendría razones, porque por sus acciones
asesinaron a la persona que más he querido en toda mi vida, a mi mejor amigo, al
más grande héroe de la patria del siglo veinte: Presidente Francisco Alberto
Caamaño Deñó. Asumo esta postura por responsabilidad histórica ante el pueblo
dominicano, porque es altamente dañino que se vea como un patriota a una
persona que hizo tanto daño a nuestro país y a nuestra democracia, y por cuyas
acciones y omisiones murieron miles de verdaderos patriotas.
El ejemplo de Bosch
constituye un peligro para nuestro país. Que lo presenten como el paradigma de
lo que debe ser un buen político y ha sido la mayor desgracia de la democracia
dominicana. Un ser mentiroso, traicionero, egoísta, maquinador y cobarde, no
puede quedar en nuestra memoria histórica como un ejemplo a seguir. Su
ineptitud le ha costado a nuestro país un atraso
político del cual aun no se recupera, dejó perecer la democracia dominicana por
no asumir con valentía y determinación
el poder que el pueblo depositó
en él. Por su culpa fue el golpe de estado de 1963, por negarse a hacer los
cambios necesarios en las fuerzas
armadas, y por su cobardía al momento del golpe, que trajo como consecuencia la
represión, el colapso de la institucionalidad, y una sangrienta y abusiva
invasión de todo tipo del imperio norteamericano. Por el servilismo con el
invasor masacraron a miles de dominicanos de la zona norte de la ciudad de
Santo Domingo, cuando nos ordenó desde Puerto Rico el primero de mayo de 1965,
que permitiéramos un “corredor humanitario” a los militares invasores norteamericanos,
que dividió en dos la ciudad e hizo vulnerable esa parte, la cual fue
brutalmente desbastada: aun hoy se desconocen la cifras de los miles de
patriotas que fueron vilmente asesinados y arrojados a ríos y fosas comunes.
Desde 1967, año en que traiciona a Caamaño y
al compromiso de ellos de enfrentar política y militarmente el régimen despótico
de Joaquín Balaguer, impuesto por el gobierno norteamericano, y que según Bosch
seria mantenido en el poder hasta su muerte, se convierte en un aliado secreto
del presidente Balaguer, propiciando la
permanencia de este en el poder, con todas las consecuencias nefastas, en vidas
y derechos que implicó para nuestra nación. Incluso en 1978, pretendió
desconocer el triunfo del Presidente Antonio Guzmán, poniéndose abiertamente
del lado de Joaquín Balaguer. En 1982 atacó al Presidente Salvador Jorge Blanco
candidato triunfante en contra de Balaguer,
en 1986 propició el retorno de Balaguer a la presidencia en contra del Presidente
Jacobo Majluta y en 1996, el Presidente Balaguer y Bosch hacen pública su
alianza y consagran formalmente al Partido de la Liberación Dominicana (PLD)
como el heredero y continuador de la práctica política balaguerista: hasta el
sol de hoy.
Al principio del primer
gobierno peledeista-reformista del doctor Leonel Fernández, este me invitó al Palacio Nacional a través
de su vicecanciller Minú Tavares Mirabal. El Presidente Fernández me dijo que él necesitaba que el ingeniero
Hamlet Hermann y yo formáramos parte de su gobierno para darle “profundidad moral”,
a lo cual le respondí que no podía ser parte de un gobierno cuyo presidente del
partido oficial Juan Bosch, era un traidor a Caamaño y al pueblo dominicano.
Vemos como el PLD, su “obra maestra” se ha
convertido en la máquina de corrupción y robos, sin castigo, más perfecta que
ha existido en nuestro país. Han corrompido todas las instituciones estatales y
destruido todos los servicios al pueblo dominicano. Como no les basta con los
cientos de miles de millones que se apropian indebidamente del Presupuesto
Nacional cada año, hipotecan al máximo
el presente y el futuro de la economía nacional con múltiples préstamos. No fruto de que se desviaron los ideales y
enseñanzas de Bosch, sino más bien fruto de lo que aprendieron de él. Bosch ponía su propia persona por delante de
la patria, y ellos hacen lo mismo. Bosch lo hacía por asuntos de poder
personal, estos lo hacen por asunto de
dinero, pero en esencia es lo mismo.
Nunca he sido funcionario de
ningún gobierno, tampoco he aceptado los
privilegios que estos me han ofrecido, que han sido muchos y cuantiosos. Difundo
y defiendo la verdad histórica por amor y respeto al pueblo dominicano, como
aprendimos el Presidente Francisco Alberto Caamaño Deñó y yo en la Gesta Patria
de 1965.
Atentamente.
Claudio Caamaño
Grullón
Ced. 001-1444684-2.
Cel. (809) 697-9590.
No hay comentarios:
Publicar un comentario